¿Cuántas muertes más necesitamos?
Los mares que bañan nuestras costas se han convertido en un cementerio de ciudadanos que sufren guerras, miserias y hambre en sus países. A los gobernantes europeos parece que las cifras ya no les escandalizan, y por la continuidad en el tiempo lo asumen como algo sin remedio: los ahogamientos continúan y, de momento, no hay esperanza de que se pongan de acuerdo para darle solución a este holocausto marino. Todo esto es de una bajeza moral que no tiene parangón. A lo mejor es que muchos de nosotros somos unos ilusos y vemos las cosas con otras perspectivas. Abolir la esclavitud en sus tiempos también costó muchos años. La historia, con el tiempo, los juzgará por no haber tenido la capacidad de, al menos, poner los medios para mitigar este desastre humanitario.— José Antonio Cabeza Cabeza. Barbate (Cádiz).
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