Cualquier parecido de este relato con la organización real de un festival es pura coincidencia

No me extrañó que el Fyre Festival fracasara de forma tan estrepitosa. Yo mismo tuve problemas con un evento que organicé el verano pasado, el Festival del Desierto, que me demostró que somos una generación blandengue que no aprecia los valores del estoicismo. Sirva la carta que envió mi abogado al juez a modo de advertencia y de guía en diez puntos para quien planee introducirse en este mundillo. ¡Pero que sepáis que nadie os dará las gracias! ¡Todo serán quejas y lamentos! ¡Soñaréis con los ñiñiñi de los llorones!

Señor juez:

Le remito por escrito algunas aclaraciones que mi cliente, Jaime Rubio, quiere que considere antes del juicio:

1. Mi cliente jamás mintió cuando dijo que estaba en conversaciones con los Rolling Stones. Tengo en mi poder cincuenta y dos páginas con los correos electrónicos que se intercambió con sus representantes. Cito un fragmento: "¿Serán los Rolling Stones cabeza de cartel de mi festival?". Respuesta: "Por cuarta vez, no". ¿Quién puede negar que esto fue una conversación?

2. Es cierto que mi cliente dijo: "¿Para qué quieren agua? Si la gracia del desierto es que no hay agua. Estos modernos no saben disfrutar de la naturaleza". Pero tras largas y detalladas explicaciones de sus colaboradores, lo entendió a la perfección y se puso manos a la obra para solucionarlo. No es culpa suya que esto sucediese varios meses después de que terminara el evento.

3. No es verdad que no hubiera música. Mi cliente dejó preparada una cinta de 90 minutos con los éxitos de 1989, entre los que había canciones de Madonna, U2, Martika, Milli Vanilli y la Lambada. Solo un amargado sería incapaz de disfrutar estos temazos. Admitimos que el equipo de música, uno de los comúnmente llamados "loros", era quizás pequeño para el escenario, pero tenía pilas, por lo que funcionó incluso durante el apagón. Aunque no durante el incendio.

4. Es cierto que el artista anunciado en los carteles como Cañe Güest (sic) era mi cliente con una gorra, pero no es verdad que se pasara la actuación rapeando la frase: "Vendo rapes, soy rapero" y riéndose solo de la ocurrencia. Si hubieran estado más atentos se habrían dado cuenta de que en el estribillo cambiaba a "soy pollero (pausa dramática), vendo gallinas". E insiste en que "tan horrible no sería si aguantaron casi veinte minutos antes de darme una paliza".

5. Tampoco es cierto que mi cliente comprara por error cerveza sin alcohol y con un rotulador tachara la palabra "sin" y añadiera encima a mano la palabra "con". No fue un error: era más barata.

6. Es verdad que encargó la seguridad a los ángeles del infierno, pero mi cliente estaba seguro que de que se trataba de ángeles de verdad. Cito textualmente: "¿Cómo iba a saber que eran moteros violentos? ¿Por qué no se llaman 'moteros del infierno', si no tienen nada de ángeles? ¡Creía que eran demonios arrepentidos que hacían buenas acciones para recuperar sus alas! ¡Y, sobre todo, que cobrarían en amor! ¡No quieren amor! ¡Quieren dinero! ¡Intenté abrazarles y me rompieron los brazos!". Su error fue sincero y bienintencionado, por lo que las palizas y las dos muertes no son achacables a sus acciones.

7. Mi cliente intentó evitar las llamadas Guerras Caníbales del Festival del Desierto, el significado de cuyo nombre es un misterio para él. Tampoco sabe qué ocurrió con la cincuentena de desaparecidos ni qué son todos esos huesos.

8. Es posible que mi cliente acabara liderando una de las facciones y no descarta "haber probado la carne humana", pero insiste en que todo fue culpa de unas raíces que nadie podía sospechar que fueran psicodélicas.

9. Tampoco sabía que el cultivo y la distribución de dichas raíces fuera delito, pero apunta que eso acabó con las Guerras Caníbales y unió a todos los asistentes en un objetivo común. Al menos hasta que los hermanos Andrade intentaron hacerse con el control del cártel.

10. Por último, mi cliente lamenta no poder estar presente para el juicio y subraya que no es verdad que haya huido de la justicia. Ese país sin extradición en el que se encuentra es, por desgracia y por casualidad, el que tiene el mejor clima para su reuma. Si está ahí es solo por prescripción médica.