Flacas
A las personas muy delgadas les duele que se cuestione su salud y sus hábitos alimenticios
"Cómete una hamburguesa, que tienes la cabeza más grande que el cuerpo". La culpan de promover la anorexia con su delgadez, porque menudo ejemplo, porque ese cuerpo no puede ser sano. Le ha pasado a Sarah Hyland, actriz de la serie Modern Family. También a muchas mujeres anónimas.
Hay personas sanas que comen y no engordan, aunque parezca magia, y se saben juzgadas cuando se las mira con reprobación o lástima. Hay quien tiene un cuerpo flaco que no alteran los años, ni las alegrías o las penas. Hay quien engorda o adelgaza a raíz de una enfermedad.
A Sarah Hyland algunos comentaristas en Instagram le piden disculpas tras conocer que la intérprete ha pasado por problemas de salud. Creyó necesario dar una explicación sobre su pérdida de peso ante las acusaciones de abanderar trastornos de la alimentación.
Cada vez más personajes públicos se implican en la lucha pública contra la anorexia y la bulimia, que pasa por evitar el discurso de un cuerpo normativo único y por no someter a escrutinio cada kilo que gana o pierde una famosa o tu vecina.
Una mujer flaca, muy flaca, de las flacas de toda la vida, y muy sana me dice que está harta de que le pregunten si le pasa algo. Me dice que nos olvidamos de que estos cuerpos existen y pueden ser sanos y que, si se muestra molesta cuando cuestionan su alimentación, encima le sueltan que no se queje, que es flaca. Qué curioso que flaca y gorda, a veces palabras que hacen daño, sean a su vez apelativos cariñosos en muchas relaciones.
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