Los problemas encadenados de la hija de Olivia Newton-John

La actriz Olivia Newton-John no gana para disgustos con su hija Chloe, nacida de su matrimonio de 11 años con el bailarín Matt Lattanzi. A la bulimia y anorexia, sus problemas con las drogas que la llevaron a rehabilitación y su enganche a las operaciones estéticas, la joven, de 31 años, añade ahora una adicción a las bebidas energéticas. “Justo cuando Olivia piensa que Chloe está en la recta final de su recuperación, comienza con esta adicción”, aseguran a los medios personas cercanas a la protagonista de Grease.

Según recogen algunos medios australianos, la actriz y cantante británica de 68 años ha tenido que cancelar su gira de conciertos por problemas de salud debido a que sufre una ciática muy fuerte que apenas le permite levantarse de la cama. Y la situación de su hija no la estaría ayudando a mejorar. “Esta situación aumenta el estrés que padece Olivia sobre sus problemas de salud”, han asegurado las mismas fuentes sobre la encrucijada que tiene con su hija.

En octubre de 2016, Chloe Lattanzi visitó el programa de la televisión estadounidense The Doctors para explicar que ya estaba recuperada de sus obsesiones con la cirugía estética y contar la raíz de sus problemas que, dijo, surgieron tras la separación de sus padres en 1995. “Cuando tenía 16 años veía a las chicas de las revistas y quería ser como ellas”, confesó. Ahora tiene que enfrentarse de nuevo a otro problema con las bebidas energéticas, que parecen ser su único alimento.

Chloe Lattanzi ha querido seguir los pasos de su madre y ha intentado, sin éxito, ser cantante y actriz. De hecho, grabaron un tema juntas, You have to Belive. Hace un año lanzó al mercado el álbum No Pain, pero no contó con el apoyo ni del público ni de la crítica. Es más, tras recibir numerosas críticas por su aspecto en una reciente aparición en televisión, decidió hacer privada su cuenta de Instagram (en la que tiene algo más de 32.000 seguidores). Tampoco obtuvo buenos comentarios de su participación en Dead 7, la película protagonizada por el cantante de los Backstreet Boys, Nick Carter.