11 fotosGuerreras de la igualdadDesde sus asociaciones trabajan para poner fin a la violencia hacia las mujeres, defender los derechos del colectivo LGTB y proteger a las comunidades 25 abr 2017 - 00:05CESTWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlaceBAI BIBYAON LIGKAYAN BIGKAY (Filipinas) Se estima que la isla de Mindanao, hogar de la tribu manobo, tiene la mitad de las reservas de oro de Filipinas. Las compañías mineras, apoyadas por grupos paramilitares, han obligado al pueblo de Ligkayan Bigkay a abandonar sus tierras. La jefa de los manobos y líder de la asociación Sabokahan ya frenó el avance de las madereras en los noventa. Ahora, con 70 años, combate desde el campamento al que han sido desplazados. “Mi espíritu de lucha sigue siendo enorme”.ILUSTRACIÓN DE MARÍA MARÍA ACHA-KUTSCHERMELANIA CHIPONDA (Zimbabue). En Marange, al este del país, el descubrimiento de minas de diamante obligó a reubicar a la población y la mala gestión gubernamental ha dejado a muchas mujeres y niños sin hogar. Por si fuera poco, los soldados que trabajan para las compañías extractoras violan a aquellas que exigen una mayor compensación por sus tierras. WoMin, la asociación de Chiponda, ofrece representación legal a las víctimas y ha logrado avances en el acceso de las mujeres a la propiedad. ILUSTRACIÓN DE MARÍA MARÍA ACHA-KUTSCHERAZRA CAUSEVIC (Bosnia Herzegovina). El 72% de la población LGTB de Bosnia Herzegovina ha sufrido acoso psicológico. Causevic cofundó en 2011 LGBTQIA Association Okvir, la única organización del país dirigida por mujeres que defiende los derechos del colectivo. En Bosnia, dice, una pareja gay no puede ir de la mano y a un ginecólogo se le permite no tratar a una paciente por ser lesbiana. Desde Okvir crean campañas de concienciación pública, ofrecen asesoramiento y espacios seguros para reunirse.ILUSTRACIÓN DE MARÍA MARÍA ACHA-KUTSCHERMIRIAM MIRANDO (Honduras). Miranda encontró su conciencia feminista en los barrios bajos de Tegucigalpa, donde las mujeres sufren una extrema violencia y tienen dificultades para satisfacer sus necesidades básicas. Ahora lidera Ofraneh, organización que defiende los derechos territoriales de la etnia garífuna, amenazada por la minería, el narcotráfico y el desarrollo turístico a gran escala. Pero Honduras es un país peligroso para los activistas. Miranda ha sido encarcelada, golpeada y secuestrada por las causas que respalda.ILUSTRACIÓN DE MARÍA MARÍA ACHA-KUTSCHERMARTA ALICIA ALANIS (Argentina). El aborto en Argentina es limitado. Por eso, más de 500.000 mujeres recurren al año a métodos ilegales y poco seguros. Muchas de ellas acaban ingresadas en el hospital y cerca de un centenar muere. Desde Católicas por el Derecho a Decidir, Alanis trabaja por legalizar esta práctica. Ha conseguido que el sistema público de salud trate a mujeres pobres y que la mitad de los hospitales públicos detengan un embarazo en el caso de víctimas de violación o si la vida de la madre corre peligro. ILUSTRACIÓN DE MARÍA MARÍA ACHA-KUTSCHERALIA ALMIRCHAOUI (Irak). Con 13 años perdió a sus padres y se quedó a cargo de sus dos hermanos pequeños, pero sin recursos para mantenerlos. Su vecino la presionó para que se casara con él a cambio de conservar su casa. Pronto empezó a abusar de ella. Cuando pidió ayuda, su marido orquestó una falsa denuncia y ella acabó en la cárcel, donde pasó cinco años de su vida. Desde la ONG Organization of Women’s Freedom defiende los derechos de las mujeres y grupos marginados en Irak. ILUSTRACIÓN DE MARÍA MARÍA ACHA-KUTSCHERTIN TIN NYO (Tailandia). Durante el conflicto armado en Birmania, aún activo, los soldados han empleado la violencia contra las mujeres. Las víctimas de sus agresiones sexuales se encuentran totalmente desprotegidas y sin capacidad ni respaldo para denunciar. Además de intentar parar estos abusos, Nyo lucha desde Burmese Women’s Union por incluir a las mujeres en la vida social y política del país. “Necesitan estar involucradas en los procesos de paz porque, de lo contrario, sus temas no serán discutidos”.ILUSTRACIÓN DE MARÍA MARÍA ACHA-KUTSCHERHONORATE NIZIGIYIMANA (Burundi) La discriminación que vivió desde pequeña (en Burundi está mal visto que las niñas vayan al colegio) y la guerra civil que estalló en 1993 potenciaron el activismo de Nizigiyimana. En 2001 creó Dagropass para atender a las víctimas del conflicto y para sofocar una violencia que, sobre todo, se ceba con ellas. La guerra terminó en 2006, pero su organización se enfrenta a la inestabilidad política del país y a constantes amenazas y ataques por defender los derechos de las mujeres. ILUSTRACIÓN DE MARÍA MARÍA ACHA-KUTSCHERANA SANDOVAL (Guatemala). Sandoval no había terminado secundaria cuando cofundó Resistencia Pacífica La Puya para detener un proyecto de extracción de oro en su comunidad. En 2012, bloquearon la entrada a la mina y durante cuatro años hombres, mujeres y niños se han turnado para cerrar el paso a la maquinaria con sus propios cuerpos. En 2016 el Tribunal Constitucional suspendió la explotación. El siguiente objetivo de Sandoval es rescindir definitivamente la licencia.ILUSTRACIÓN DE MARÍA MARÍA ACHA-KUTSCHERIRINA MASLOVA (Rusia). Maslova lidera desde 2006 la organización Silver Rose, que ofrece apoyo legal a trabajadoras sexuales. En Rusia la prostitución está penada con multa, pero son ellas las que sufren los abusos. A principios de 2016 un grupo de hombres entró en un burdel y obligó a las mujeres a andar desnudas por San Petersburgo. La asociación está amenazada, la propia Maslova lleva un botón del pánico para alertar en caso de ser atacada y no vive con su familia para protegerla.ILUSTRACIÓN DE MARÍA MARÍA ACHA-KUTSCHERKHADRA AL SANAH (Israel)Unos 170.000 beduinos habitan en el desierto israelí de Néguev. La gran mayoría vive en aldeas no reconocidas por el Gobierno. El 80% de las mujeres de este pueblo son analfabetas y sus derechos están muy limitados a pesar de que en sus orígenes ellas desempeñaron un papel importante en la sociedad. Al Sanah quiere recuperar este protagonismo y les ofrece desde Sidreh capacitación laboral, programas de educación y proyectos de prevención de la violencia doméstica.ILUSTRACIÓN DE MARÍA MARÍA ACHA-KUTSCHER