La “zorra” de Marhuenda y las toallas de Ignacio González, esos grandes malentendidos
Con un poco de buena voluntad por nuestra parte seguro que, en cuanto nos lo expliquen bien, lo entenderemos
Es bien sabido que si uno viaja a un lugar playero como Cartagena de Indias necesita un montón de toallas que suele llevar en pesadas bolsas de plástico de acá para allá, y que cualquier parecido con un botín de dinero negro es mera coincidencia. Nos pasa a todos. El entonces vicepresidente de Madrid Ignacio González fue grabado en 2008 en compañía de Edmundo Rodríguez Sobrino, hoy consejero de la empresa editora de La Razón y entonces hombre de confianza en Canal de Isabel II. Hablaban de paraísos fiscales pero eso es lo de menos.
Todo ello es bien sabido, como también que cuando un hombre alude a una mujer como “esa zorra” en realidad no quiere decir lo que estáis pensando, por Dios, qué mal pensados. Francisco Marhuenda, director de La Razón, llamaba así a Marisa González, la jefa de Gabinete de Cristina Cifuentes, en una conversación con su presidente, Mauricio Casals, en la que se jactaban de presionar a la presidenta de Madrid para que frenara la investigación. Por cierto que esta grabación es judicial y no de espías.
El hombre que nos da tantas lecciones desde las televisiones nos dice que, en fin, “hablando por teléfono hay palabras que se pueden entender mal”. Palabra de Marhuenda tras declarar como imputado por coacciones ante el juez Velasco. Su presidente, Casals, nos lo explica con claridad: “Eran formas de hablar. Quién se puede imaginar que desde un diario se puede presionar”. ¿Aclarado, pues? Es obvio, las conversaciones grabadas a la cúpula de La Razón, como las toallas de González, son solo algunos de los grandes malentendidos de nuestro tiempo. Con un poco de buena voluntad por nuestra parte seguro que, en cuanto nos lo expliquen bien, también podemos entender las lágrimas de Esperanza Aguirre y su gran talla como conocida cazatalentos de nuestra era, las conversaciones de Ignacio González y Zaplana sobre la conveniencia del nombramiento del fiscal Moix al frente de Anticorrupción, e incluso el soplo a esta pandilla tan sensata de que estaban siendo investigados. Nos puede pasar a cualquiera.
Aclarados ya estos puntos, vayamos a otros que aún no hemos podido esclarecer, ni con buena ni con mala voluntad: Por qué desde que se ha renovado la cúpula fiscal acumulamos estos episodios de difícil comprensión: el fiscal Anticorrupción quiso impedir algunas diligencias de esta Operación Lezo; el fiscal general quiso frenar que la causa contra Pedro Antonio Sánchez relacionada con la trama Púnica fuera a parar al Tribunal Superior de Justicia de Murcia, como proponían las fiscales y así lo consideró finalmente el juez; y el mismo fiscal Anticorrupción ha querido rebajar la consideración del asunto Lezo eludiendo las palabras “organización criminal”. Etcétera.
Que esto suceda en la cúpula fiscal es más difícil de entender que lo de las toallas y la zorra de Marhuenda. Que el Gobierno y la oposición permitan que ocurra escapa a cualquier capacidad de comprensión. Pero que no decaiga el ánimo: nos queda la perplejidad y esa nadie nos la va a quitar.
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