El futuro de las plazas de garaje
Hace unos días, atrapado en un atasco, me preguntaba si dentro de diez años seguiré conduciendo mi propio coche. Y todo me hace pensar que no. Me temo que se avecinan años de lucha entre fabricantes de coches por tener la mayor flota posible en la calle a disposición de los ciudadanos, que elegirán el coche que se adapte mejor a sus necesidades diarias: hoy voy al campo y alquilo un todoterreno. Un negocio estupendo para los fabricantes, que tendrán millones de clientes pagando una cuota mensual para acceder a sus flotas más el pago por uso. Además, posiblemente será una flota conducida por pilotos automáticos que reducirán drásticamente los accidentes de tráfico, lo cual implica menos muertos al año y menos gastos sanitarios. Además, un cambio así también puede ser bueno para el medio ambiente, ya que una única entidad propietaria de una flota es mucho más susceptible de ser obligada, con la correspondiente subvención, a que todos sus coches sean eléctricos. Y digo yo, ¿para qué querremos entonces plazas de garaje?, ¿las convertiremos en trasteros?— Jesús Latorre. Madrid.
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