Agenda presidencial
Lo primero es abrir Twitter para escribir algo, cuyo contenido variará en función de la noche pasada, ocurrencias diversas, acusaciones, mentiras, todo vale. ¿No es digno de un presidente? No importa, no es un presidente cualquiera. Después hay que contemplarse en el espejo, antes y después de desayunar, durante un rato, de frente y de perfil, para asegurarse de que el tupé está en su sitio. Más tarde toca reunión de la corte de acólitos y aduladores en el Despacho Oval para la firma del decreto del día y la correspondiente dosis de aplausos y fotos. Hasta ahora los decretos que más han triunfado se han referido a temas tan diversos como la restricción de inmigrantes, la construcción del muro, el desmantelamiento del incipiente sistema de atención sanitaria pública, el aumento del presupuesto para el Ejército o el rearme. Nunca antes el Despacho Oval había estado tan concurrido. Después, como es viernes, se suspende la agenda porque hay que ir a Florida. Que preparen el avión presidencial, hoy viaja toda la familia, que hay que estar al día de cómo van los negocios.— Sebastián Fernández Izquierdo. Petrer (Alicante).
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