“Trabajar en un sindicato me dio el sabor de la lucha social”
Una frase de Vicente Menchú y su pasión por el periodismo radiofónico fueron fundamentales en el camino de Frank La Rue, adjunto a la dirección general de Comunicación e Información de la UNESCO
Frank La Rue reconoce que cuando comenzó su andadura en la lucha social y la defensa de los derechos humanos en su país, Guatemala, pensó que sería cosa "de diez años" pero que hoy puede afirmar que "la lucha por los derechos humanos atraviesa diferentes etapas y diferentes formas". Empezó como abogado sindical y descubrió en el periodismo y la comunicación un modo de aumentar el eco de la lucha social. Llegó a fundar una radio y una revista y actualmente colabora con los medios de su país en desde su cargo como adjunto a la dirección general de Comunicación e Información de la UNESCO.
En 1980 asisitió como muchos otros a un discurso del líder indígena Vicente Menchú y escuchó una frase que le marcaría de por vida: "Yo estoy acá con todos los campesinos de Quiché protestando por nuestras tierras y nos estamos jugando la vida con venir a la ciudad, pero estamos dispuestos porque ya me di cuenta que es dándole sentido a mi muerte como le doy sentido a mi vida". Una semana después fue asesinado en la matanza de la embajada española en Guatemala.
Mientras cursaba Derecho, en los 70, se dio cuenta de que no quería "pasar el día entero haciendo contratos o llenando formularios", sino luchar por los derechos humanos. Su profesor Mario López fue una de sus inspiraciones y enseguida se incorporó sindicato central de trabajadores de su país. “Trabajar en un sindicato me dio el sabor de la lucha social”, reconoce.
Su principal lucha en aquellos años fue la causa indígena, su empatía no dejó de crecer a la vez que los sucesivos gobiernos guatemaltecos aumentaban la represión. "El que tiene un sentido de humanidad descubre los males de su propio país. En mi caso veía un pueblo mayoritario (los mayas) que represetaban casi toda la mano de obra y sin embargo se mantenía alejado de todos los privilegios", explica La Rue.
A principios de los 80 se inició una cruenta época en la que muchos líderes sindicales y estudiantiles fueron asesinados. La Rue se exilió con su familia a Washington donde por fin pudo cursar estudios en derechos Humanos y conoció a Rigoberta Menchú, premio Nobel de la paz e hija del hombre cuya frase aún hoy repite de memoria.
Al regresar a Guatemala fundó un centro de derechos humanos, desde el que impulsó una revista y una radio. "Siempre he creído que la comunicación es importante, y la radio se convierte en un elemento fundamental en un país con una gran parte de población rural". Convencido de la importancia capital de la libertad de prensa, ejerció como relator especial de la ONU para la libertad de expresión. "La radio me llenaba, ni siquiera en la época digital el ser humano ha perdido la proximidad con este medio".
Esta entrevista pertenece a la cobertura especial que EL PAÍS está realizando durante este mes con motivo de la conferencia del Día Mudial de la Libertad de Prensa de la UNESCO.
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