Cuando el estilista es la estrella
Karla Welch, que trabaja con Karlie Kloss y Justin Bieber, ha sido elegida la asesora más poderosa de Hollywood en una fiesta a la que acudieron los famosos para apoyar a sus asesores
Como cada año desde hace siete, y terminada la temporada de premios cinematográficos y sus esperadas alfombras rojas, la revista The Hollywood Reporter ha dado a conocer la lista de los 25 estilistas más poderosos de la industria de Hollywood en un número especial. El primer puesto lo ostenta Karla Welch, a quien la publicación le otorga el mérito de haber convertido a la desconocida Ruth Negga, nominada al Oscar como mejor actriz por Loving, en una diosa de la alfombra roja. La lista se desveló la semana pasada en un evento en The Ponte, un exclusivo restaurante de Los Ángeles (Estados Unidos) donde muchos de los estilistas recibieron el apoyo de algunas de las estrellas a las que visten; el cantante Justin Timberlake o los actores Dakota Johnson y Mahershala Ali, entre otros, estaban allí.
A Welch, que también “tiene” (el verbo con el que suelen referirse a sus clientes) a la modelo Karlie Kloss o al cantante Justin Bieber, le sigue en el podio Petra Flannery, responsable del vestido de Givenchy con el que Emma Stone recogió su Oscar a mejor actriz por su interpretación el La ciudad de las estrellas. La la land. La tercera en la clasificación es Kate Young, que con casi 160.000 seguidores en su cuenta de Instagram es lo más cercano a una estrella por derecho propio de toda la clasificación. Y como prueba, baste este dato: el libro que lanzó en 2014, Dressing for the Dark, se ha reeditado con una foto suya en la portada. De ella sería casi más rápido enumerar a quién no viste, porque Natalie Portman, Michelle Williams, Dakota Johnson, Selena Gomez, Sienna Miller y Margot Robbie, entre otras, son todas “suyas”.
Entre los 25 estilistas elegidos también están desde el responsable del cambio de estilo de Céline Dion tras su periodo de luto, el autodenominado “arquitecto de la imagen” Law Roach (en el número 21), hasta Micaela Erlanger, la estilista de Meryl Streep (en el número 8), que saltó a la palestra en los últimos Oscar para defender a la actriz, acusada por el diseñador Karl Lagerfeld de no ir de Chanel porque la firma no estaba dispuesta a pagarle por ello.
Aunque Streep no cobre o Chanel no pague, lo cierto es que aparecer en las listas de las mejor vestidas ya no es (solo) una cuestión de vanidad; la alfombra roja se ha convertido en un formidable negocio. Con audiencias millonarias, cuyo impacto se multiplica hasta el infinito en las redes sociales, el previo de un evento como los Oscars “es mil veces más importante para una marca que cualquier campaña de publicidad”, según asegura en The Hollywood Reporter Stacey Jones, fundadora de una agencia de marketing. Aunque no hay cifras que lo demuestren, es lógico pensar que la notoriedad que logra una marca cuando una celebridad de la llamada“lista A” elige un vestido suyo para una gala tendrá como consecuencia un incremento de las ventas. Por eso, muchas firmas destinan parte de su presupuesto a “esponsorizar” estas apariciones, y los estilistas, peluqueros o maquilladores han empezado a llevarse parte de este suculento pastel.
El estilo genera contratos
¿Cuánto cobran las estilistas? Esta es la pregunta del millón. Y su respuesta más acertada sería “depende”. No hay tarifas fijas, pero, según el portal especializado en la industria de la moda The Business of Fashion, en un evento como los Oscar o los Globos de Oro una estilista top puede ganar entre 23.000 y 47.000 euros. Los honorarios de la actriz estarían entre los 140.000 y los 233.000 euros. La veterana Jessica Paster (número 16 en la lista) es una de las pocas que ha hablado abiertamente sobre ello. “Si le queda fatal, el dinero no merece la pena —afirmó en un coloquio en 2015—. Pero si la celebrity está fabulosa y era el vestido que iba a elegir de todos modos, ¿por qué no va a cobrar?”, reflexionó.
Algunas actrices también capitalizan su estilo fichando por firmas de moda y cosmética (ciertas clientas de Kate Young, por ejemplo, han logrado contratos con Dior, Louis Vuitton, Calvin Klein o Coach). Eso las situará en las portadas de las revistas y las primeras filas de los desfiles, lo que no les vendrá mal para conseguir más papeles. ¿Es o no es un círculo perfecto? Con la gala del Met —la próxima gran oportunidad de sus clientas para epatar—, a la vuelta de la esquina (se celebra el 1 de mayo), a Welch y compañía la lista les habrá pillado valorando bocetos y, tal vez, cerrando algún acuerdo.
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