_
_
_
_
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Purgatorio

Una vez descartado el infierno populista, Holanda tampoco regresará al paraíso tolerante y europeísta que conocíamos

Ignacio Molina
El líder del Partido por la Libertad, Geert Wilders, tras conocer su derrota en las elecciones de 2017.
El líder del Partido por la Libertad, Geert Wilders, tras conocer su derrota en las elecciones de 2017.REMKO DE WAAL (EFE)

Anoche, tras conocerse los sondeos a pie de urna, empezó a correr un curioso sentimiento contradictorio entre los periodistas extranjeros que cubrían las elecciones en los Países Bajos. Junto a los primeros análisis de obligado alivio por el fracaso de Geert Wilders, no podían disimular cierta contrariedad por un resultado mucho menos mediático del que se había barajado. Porque, en efecto, quién ocupa el poder en La Haya no habría merecido ni una décima parte de la cobertura internacional que se le ha prestado de no ser por la retorcida atracción que despertaba ese líder rubio de una fuerza abiertamente anti-musulmana que pretendía mantener viva la llama de los grandes éxitos de la derecha radical en 2016 (Brexit y Trump) hasta los platos fuertes de este año (Francia y Alemania). Y ahora, una vez descartado el infierno de una supuestamente imparable ola populista destinada a barrer todas las democracias occidentales, conviene subrayar que el nuevo panorama político holandés tampoco regresará a la situación de paraíso tolerante y europeísta que pareció brillar durante toda la segunda mitad del siglo XX.

Más información
El resultado con el que Wilders no contaba
El ‘Nexit’ atraca en el puerto de Róterdam
Geert Wilders tiene un fiero enemigo en Twitter: su hermano mayor Paul
Por qué las elecciones holandesas son tan importantes para Europa

Es verdad que la suma del PVV y otras fuerzas eurófobas más pequeñas ronda solo el 15% y que quienes más suben en votos, hasta 15 puntos porcentuales, son tres partidos abiertamente pro-UE (verdes, liberales progresistas y democracia cristiana) que se aprovechan del colapso casi total de la socialdemocracia del comisario Timmermans y del presidente del Eurogrupo Dijsselbloem. Sin embargo, no se espera que el futuro gobierno –probablemente una coalición de centro-derecha que seguiría presidiendo Mark Rutte- vaya a cambiar dos grandes líneas de actuación que se han ido afirmando en los últimos años. En primer lugar, una política migratoria restrictiva tanto por lo que se refiere a nuevos flujos de llegada como a la integración de las comunidades marroquí y turca; lo que augura una convivencia complicada que puede empeorar si Erdogan sigue empeñado en las provocaciones. En segundo lugar, y por lo que se refiere al futuro de Europa, la posición holandesa mantendrá ese enfoque reticente asumido hace más de diez años, cuando se rechazó en referéndum el Tratado Constitucional.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Países Bajos es uno de los Estados fundadores pero, a diferencia de los otros cinco, no ha aportado grandes nombres a la historia de la integración ni alberga ninguna de las sedes comunitarias. Sus contribuciones son quizá menos lucidas, pero no por ello dejan de ser imprescindibles para entender la actual UE (a Johan Beyen se debe el diseño técnico de la CEE, Sicco Mansholt ideó luego la Política Agrícola Común y el presidente de Philips Wisse Dekker presionó exitosamente a mitad de los ochenta para impulsar el Mercado Interior). Hace poco otro holandés, Luuk van Middelaar, analizó de modo magistral lo que es la construcción europea a partir de la visión hoy dominante en su país: un purgatorio bruselense, lejos del cielo federalista y del infierno nacionalista. El enfoque calculador y moderadamente escéptico que ya no podrá ejercer el Reino Unido tiene sustituto. Y lo bueno es que los holandeses demostraron ayer que, a diferencia de los británicos, son pragmáticos de verdad. Sin tiros en el pie.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_