La gran guerra
La gran guerra que los diferentes pueblos del planeta deben sin demora librar no va a ser de unos contra otros, sino unidos para vencer al cambio climático que nos amenaza a todos sin excepción. Esto obliga a redirigir los equivocados presupuestos de defensa actuales hacia otros acordes a la gran amenaza. En efecto, los inútiles cañones y las ojivas nucleares deben dejar paso a potentes aerogeneradores, centrales solares de concentración, instalaciones maremotrices estratégicas y otras energías alternativas que conformarían el grueso del armamento pesado. Para armar al gran ejército verde con armas ligeras requeriríamos, entre otras cosas, bicicletas, vehículos eléctricos, placas solares para el autoconsumo, baterías de almacenamiento energético en los hogares y billones de árboles para iniciar la reconquista.— Martí Gassiot. Barcelona.
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