¿Me cedes tu asiento?
Esa fue la pregunta que nunca hice durante mi último trimestre de embarazo en 248 trayectos en transporte público. A veces, tuve la suerte de encontrar un asiento vacío; no fue así en 84 viajes. De ellos, más de un tercio de las veces, con el vagón repleto de gente, nadie me vio. Los dos tercios restantes mi voluptuosa figura pareció ser más notable. Las mujeres que sobrepasan la cuarentena resultaron ser las más educadas. ¿Por qué será? La empatía parece ser la culpable.— Natalia Martín-María. Madrid.
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