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Columna
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Prohibir

El progreso de la Humanidad no se asienta sólo en el ejercicio de las libertades

Almudena Grandes
Autobus de Hazteoir en la calle Macarena.
Autobus de Hazteoir en la calle Macarena.Victor Sainz

Prohibido prohibir. Aquella pintada, uno de los grandes lemas del mayo del 68, fue escogida por Esperanza Aguirre como título para uno de sus libros. Conviene recordarlo en estos momentos de aparente confusión sobre los límites de la libertad en general y de la libertad de expresión en particular. En principio es un lema simpático, envuelto en una cáscara revolucionaria con la que pueden identificarse hasta los conservadores más rabiosos. A nadie le gusta que le prohiban hacer las cosas que desea, pero eso no significa que los demás tengamos por qué simpatizar con sus deseos, ni que estos sean legítimos o beneficiosos para la sociedad. El progreso de la humanidad no se asienta sólo en el ejercicio de las libertades. Algunas prohibiciones han logrado avances mucho más sustanciales en procesos que pueden parecer paradójicos. Hace poco tuve una bronca monumental con mi mejor amigo a propósito de la maternidad subrogada, esa sutil trampa progresista contra la dignidad de las mujeres que, en el sagrado nombre de su libertad, crearía las condiciones óptimas para la explotación de las más pobres. Cuando me reprochó que opinara lo mismo que la Conferencia Episcopal, recordé las discusiones de los Estados esclavistas del sur de EE UU, en las que abolicionistas y radicales votaban lo mismo, no, a las benévolas propuestas de regulación de los esclavistas moderados. La abolición de la esclavitud es el mejor ejemplo de la virtud de ciertas prohibiciones. En nombre del progreso de la humanidad, yo prohibiría muchas cosas más, la ablación del clítoris, el velo islámico, el trabajo infantil, la aplicación de la reforma laboral y ese autobús que pretende seguir circulando por Madrid, por citar sólo algunos ejemplos.

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Sobre la firma

Almudena Grandes
Madrid 1960-2021. Escritora y columnista, publicó su primera novela en 1989. Desde entonces, mantuvo el contacto con los lectores a través de los libros y sus columnas de opinión. En 2018 recibió el Premio Nacional de Narrativa.

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