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Treponematosis endémicas

Cómo erradicar una enfermedad del planeta

Sabemos cómo eliminar el pian, una enfermedad tropical desatendida, pero hace falta dinero para ello

El médico Oriol Mitjà, rodeado de niños en la isla de Lihir (Papúa Nueva Guinea).
El médico Oriol Mitjà, rodeado de niños en la isla de Lihir (Papúa Nueva Guinea).DAVID FONSECA
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En el año 2010 estaba en Londres finalizando la especialización en enfermedades infecciosas y un amigo —también médico— australiano me informó de una vacante en el hospital de una pequeña isla perdida en el pacífico que había que cubrir con urgencia. Tenía dos opciones: volver al hospital de Barcelona en el que acababa de completar mi residencia o irme a esa isla de Papúa Nueva Guinea, pero no podía tardar mucho en decidirme. Un par de días después estaba volando hacia la isla de Lihir sin saber que ese viaje cambiaría mi vida de forma radical.

La isla de Lihir tiene un tamaño inferior a la mitad de Ibiza y pertenece a Papúa Nueva Guinea, uno de los países más pobres del mundo cuyos habitantes tienen una esperanza de vida que apenas supera los 62 años, 20 menos que muchos países europeos o que sus vecinos australianos. Parece mentira cómo algo tan arbitrario como es el hecho de nacer unos kilómetros más al norte o al sur pueda determinar si vas a tener una vida plena en el mundo rico o vas a tener que luchar por sobrevivir en la más extrema pobreza. Lihir está a unas dos horas en avioneta de hélices de Port Moresby, la capital del país. Uno de los motivos por los que se la conoce es por tener una empresa minera australiana que extrae oro de sus tierras y que aunque colabora mínimamente en el desarrollo de la isla, también hace más visible el contraste entre la población que pasa hambre y la que no.

¿Qué son las treponematosis endémicas?

Tratamiento

Personas afectadas

Muertes anuales

Zonas endémicas

Comprenden un grupo de infecciones crónicas causadas por bacterias espirales del género Treponema, entre las que se encuentran la sífilis endémica (bejel), el mal de pinto, y el pian, que es la más frecuente. La primera es similar la bacteria que provoca la sífilis, pero su transmisión no es venérea, sino que se contrae por contacto directo de piel o mucosas, o a través de utensilios para beber. El mal de pinto se transmite mediante el contacto repetido con una lesión de la piel de un afectado. Las tres son enfermedades desfigurantes que afectan sobre todo a la piel.

Se curan con una inyección intramuscular de penicilina. Para el pian, además, es suficiente con una dosis oral única de un antibiótico barato, la azitromicina.

Aproximadamente un 75-80% de los afectados (de pian) son menores de 15 años, que constituyen el principal reservorio de la infección.

No suelen ser mortales.

La enfermedad afecta principalmente a las comunidades pobres de las regiones boscosas cálidas, húmedas y tropicales de África, Asia, Latinoamérica y el Pacífico.

Fuente: OMS

En Lihir viven casi 20.000 personas y la pobreza es generalizada y extrema. La mayoría de la población reside en pequeños grupos de casas sin electricidad ni agua corriente. Si a esto sumamos el clima tropical (mucho calor, humedad, lluvias constantes) entenderemos que las enfermedades infecciosas como la malaria o la tuberculosis causen estragos. Lo que más llamó mi atención, sin embargo, fue la gran cantidad de niños que acudían a mi consulta para tratarse de úlceras dolorosísimas que aparecían por todo el cuerpo. Pese a haberme especializado en enfermedades infecciosas, no podía darle un nombre a la dolencia que causaba lesiones que me resultaban del todo desconocidas. Fue el personal del centro de salud de Lihir el que me dio a conocer el nombre de la enfermedad: “Se trata de pian”, me dijeron, con el tono de quien ha asumido como normal la existencia de un mal que, de darse en nuestro país, encendería todas las alarmas.

Calculamos que la erradicación del pian costaría 300 millones de euros. Menos de la mitad del presupuesto que tiene un club como el Barça o el Real Madrid cada año

El pian es una enfermedad causada por la bacteria Treponema pallidum subsp. pertenue que afecta a más de 100.000 personas al año, y conocemos casos en 13 países de África Occidental, Sudamérica y el Pacífico. Como he sexplicado, se manifiesta en forma de úlceras en la piel, y en estadios avanzados puede devorar el cartílago de las personas afectadas (como la nariz, por ejemplo) o causar deformidades en los huesos. El pian mutila e incapacita. Su contagio se produce por medio del contacto físico con una persona afectada. En Lihir, la escasez de agua corriente, la carencia de medidas higiénicas y el hacinamiento facilitan el contagio de la enfermedad sobretodo entre niños entre 5 y 15 años. Reformulo, po lo tanto, una afirmación que he hecho unas líneas atrás: el pian afecta a más de 100.000 niños al año. Además de por el dolor que provocan las úlceras, el pian es terrible por el momento vital en el que ataca: los chicos afectados no pueden ir al colegio ni jugar con otros a fin de evitar posibles contagios. Resultan, pues, estigmatizados. Además, la prolongada pérdida de escolarización les aleja de la posibilidad de acceder a estudios para salir adelante. El pian refleja a la perfección la existencia de un círculo vicioso entre enfermedad y pobreza.

Tras el primer encuentro con la enfermedad empecé a buscar información sobre sus causas, su historia, su localización y su tratamiento. La enfermedad fue casi erradicada mediante inyecciones de penicilina en los años cincuenta, pero no fue posible eliminarla de algunas de las zonas más inaccesibles del planeta. Poner inyecciones requiere de personal cualificado, difícil de encontrar en las zonas de extrema pobreza en las que se ubica el pian. Además, son muy dolorosas, por lo que es difícil conseguir que los niños se adhieran al tratamiento. La enfermedad acabó resistiendo y rápidamente retomó las posiciones que había perdido sin que los países afectados ni la comunidad internacional hicieran nada para evitarlo. Tampoco lo hizo la industria farmacéutica, dada la escasa rentabilidad de producir tratamiento para los afectados.

De hecho, no se había logrado ningún avance para tratar la enfermedad en las últimas décadas, lo que hizo que me sintiera esperanzado y obligado a intervenir. Tras meses de investigación encontramos la respuesta: una sola pastilla de azitromicina es tan efectiva como las inyecciones de penicilina para curar el pian. Éste es un antibiótico utilizado para infecciones respiratorias, muy común en nuestras farmacias, fácil de administrar, indoloro, y sobre todo muy barato: el pian se puede curar por sólo medio euro. Se trata de un descubrimiento revolucionario, ya que permite concebir la erradicación de la enfermedad de forma, ahora sí, definitiva. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha elaborado una estrategia para erradicar el pian en 2020 en base a la distribución de azitromicina a todas las comunidades afectadas. Por primera vez, el progreso nos ha colocado literalmente a las puertas de la erradicación de una enfermedad, hecho histórico que sólo se ha logrado con anterioridad en una ocasión con la viruela.

El pian refleja a la perfección la existencia de un círculo vicioso entre enfermedad y pobreza

Aunque contamos con el conocimiento necesario para la erradicación, hoy la lucha se centra en conseguir un recurso fundamental: el dinero para hacer llegar el tratamiento allí donde hace falta. Calculamos que la erradicación del pian costaría 300 millones de euros. Aunque pueda parecer mucho dinero es menos de la mitad del presupuesto que tiene un club como el Barça o el Real Madrid cada año. 300 millones de euros es cerca del 2,5% del presupuesto militar de España (que no está en guerra con nadie). Podría citar centenares de ejemplos. En cualquier caso, el mensaje es el mismo: erradicar el pian está al alcance de nuestra mano, y a un coste muy bajo.

Como en tantas ocasiones, el dinero va a determinar si este relato concluye con una victoria del sentido común y la solidaridad, o si se mantiene como otro ejemplo flagrante de sufrimiento que perdura por puro desinterés de aquéllos con capacidad para atajarlo. A día de hoy, mi equipo y yo trabajamos intensamente para movilizar los recursos necesarios para erradicar el pian. Este año tenemos previsto extender nuestro proyecto a otras provincias de Papúa y abarcar así una población mucho mayor, pero aunque las posibilidades son enormes, aún no disponemos de todos los recursos. En los últimos meses parece que este mensaje ha llegado a empresas como EMS, la farmacéutica más grande e importante de Brasil, que el pasado 19 de abril en Ginebra, durante el encuentro anual más importante sobre enfermedades tropicales olvidadas, se comprometió a donar los tratamientos necesarios para la erradicación del pian.

A falta de que la comunidad internacional y los países afectados asuman su responsabilidad, tú puedes contribuir a erradicar el pian. Tal vez ésta sea la primera ocasión en la que se erradique una enfermedad gracias al esfuerzo desinteresado de la ciudadanía. De ser así, se trataría de un hecho doblemente histórico, del que podrán estar orgullosas las generaciones futuras.

Oriol Mitjà es investigador de ISGlobal, centro impulsado por la Obra Social La Caixa.

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