Donald Trump contraprograma los Oscar
El presidente organiza para el domingo por la noche el Baile de los Gobernadores
Quién le ha visto y quién le ve. Donald Trump, el mismo que se pavoneaba en las alfombras rojas de todos los premios en la época en la que quería ser estrella mediática con su reality The Apprentice, descubrió en su campaña presidencial algo que quizá no sabía: la inquina que gran parte de Estados Unidos tiene contra el mundo de la farándula hollywoodiense.
Se acabaron los cameos en Zoolander o en Solo en Casa. Se acabó, incluso, ser comentarista para Fox de la gala –y sus consiguientes ataques a ganadores extranjeros como Alejandro González Iñárritu-. Ahora más que nunca Hollywood es el enemigo y una de los principales chivos expiatorios en su reivindicación de la población blanca olvidada. Que sigan con sus Óscar de la inclusión, que apoyen a Hillary Clinton o que Meryl Streep diga lo que quiera en los Globos de Oro. Están del lado de los perdedores. Son el anatema de su Make America Great Again.
Por eso, que el presidente de los Estados Unidos haya convocado la primera gran fiesta en la Casa Blanca de su era el domingo por la noche mientras se entregan los eunucos dorados, no parece tanto una contraprogramación como una llamada al público que esa noche se sienta desatendido. Casi el equivalente al concierto de Lady Gaga en el intermedio del partido de la Superbowl. Y, por supuesto, ese Baile Anual de los Gobernadores, que supone un encuentro informal entre los líderes de los 50 estados del país, será el hilo musical perfecto para que a Trump no le piten los oídos mientras la comunidad artística le lanza, previsiblemente, una puya tras otra.
“Estamos en un país libre”, dijo con sorna el secretario de prensa de la Casa Blanca, Sean Spicer, cuando le preguntaron su opinión sobre los discursos de los actores contra Trump. “Hollywood es conocido por tener unas opiniones izquierdistas”, añadió. Pero el verdadero titular lo dejó para el final: “Creo que el presidente va a otorgar el Baile de los Gobernadores esa misma noche. La señora Trump está deseando hacer un acto fenomenal. La primera dama ha dedicado mucho tiempo para que así sea y para dar la bienvenida a Washington a todos los gobernadores de la nación”, aseguró.
De todas maneras, por las fechas en las que se suele celebrar este baile, no puede decirse que Trump haya forzado demasiado la agenda para hacerlo coincidir los premios de la Academia. De hecho, esto ya había sucedido antes, solo que la actitud de otros inquilinos de la Casa Blanca había sido bien distinta. Así, en 2013, Michelle Obama sorprendió al mundo (y también se ganó un buen puñado de críticas) al interrumpir sus labores de anfitriona en el baile oficial para entregar vía videoconferencia el Óscar a la mejor película para Argo.
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