El mejor videoclip del año recorre a caballo un Madrid de ciencia ficción de bajo coste

Este fin de semana el Festival Cara B de Barcelona, además de las actuaciones de Yumi Yumi Hip Hop, Fiera, 7 Notas 7 Colores o Bejo, nos ha regalado una exposición del imaginario visual de la música underground desde una óptica femenina y un certamen retrospectivo con los mejores videoclips del año. En este concurso, el Premio FILMIN se lo ha llevado el realizador Nacho A. Villar, por su vídeo de Poems From Ramayana del productor Emelvi.

Una producción de amigos sin apenas presupuesto, haciendo "el pirata" durante cuatro días por carreteras y edificios abandonados, cuyo resultado es de verdad espectacular y responde a la interpretación personal de un antiguo texto sobre un rey hindú que vuelve de su destierro. "Ciencia ficción de bajo coste", en palabras del director, y un ejemplo de que hacer cosas por amor al arte -literal- es posible y necesario.

¿Quién es el protagonista a caballo?

Alito, es vecino mío de toda la vida. De pequeño, cuando tenía diez años, era mi profesor de inglés y es un tío que siempre me ha molado por castin, por su perfil y su belleza. Se me ocurrió que para este trabajo tenía toda la elegancia y sobriedad que estaba buscando.

¿Cuál es la idea central del videoclip?

Lo que buscaba era intentar que la gente se sorprendiera. Queríamos buscar la sorpresa, jugando con la realidad y un perfil de ciencia ficción de bajo coste. Por otro lado, es una interpretación libre del tema de Emelvi, Poems from Ramayana, que cuenta la historia de un rey hindú que es desterrado de su reino y vuelve, tras años de exilio, para ver que queda de él. Es un texto del año 3.000 a.d.C. En el camino empieza a ver ovnis, pero no los define como los platillos volantes de ahora, los define como una alfombra mágica, casas o árboles que pueden salir volando... La idea era partir de eso, pero en un futuro incierto y jugar libremente con los conceptos de esa historia de la mitología hindú.

¿En dónde lo habéis rodado?

El vídeo está rodado íntegramente en Madrid. Hicimos un trabajo de localización de un par de meses. Es una cosa a la que doy mucha importancia de cara a que el trabajo tenga cierta calidad. Hay espacios, como los radares, con los que quiero enseñar el paso del hombre por el paisaje natural y la huella que ha dejado en él, todo muy 2000. Luego está el edificio, es uno mítico de los ensanches de Madrid. Son edificios súper modernos, de arquitectura brutalista, pero que no tienen ninguna dotación para la vida, están apartados, no hay colegios ni transporte público. Es un poco ese rollo, el paso del hombre para dejar una huella un poco turbia, un poco destructora.

Una de las cosas que más llama la atención es la simetría de los planos

Hemos intentado buscar planos con cierta simetría, frontalidad. Nos gusta porque es como una sucesión de cuadros en movimiento. A mí y en mi colectivo, nos gusta hablar así, concebirlo como una especie de cuadro que realmente puedes disfrutar y parar y que tenga sentido por si solo.

¿Cómo ha sido el proceso de grabación?

Somos un colectivo que no tiene la capacidad de una productora, ni tenemos mucho presupuesto, pero utilizamos una serie de premios que habíamos ganado con otros trabajos para poder financiarlo. Aún así, no costó tanto dinero, fueron muchos favores de mucha gente. Fue un rodaje de cuatro días, utilizamos una cámara red de 5 k para poder tener cierta flexibilidad a la hora de editarlo y poder meter un poco de zooms o jugar con la postproducción si la necesitábamos en algún momento. Y nada, está grabado a lo pirata. Hay planos en trípode, subidos en una roca en el quinto pino, hay planos con el maletero abierto por una carretera abandonada... Hicimos un poco el pirata para poder sacarlo adelante. Luego, al ser una colabración artítisca y al no cobrar nadie, ha costado un tiempo que hayamos podido sacarlo adelante.

Para ser un videoclip, en muchas partes parece que la música pasa a un segundo lugar

No, creo que lo que ocurre es que las imágenes representan lo que se está hablando y lo que intentamos es que sea un acompañamiento, como un maridaje. Creo que al juntar determinada música con determinadas imágenes, jugamos a eso. No creo que el videoclip tenga que estar por debajo, ni por encima. Tienen que jugar en la misma liga. Si la canción es un temazo, el videoclip tiene que estar a la altura. ¿Sabes que pasa? Creo que estamos poco acostumbrados a que se hagan videos para temas instrumentales. Muchas veces la gente me dice: "es que le has hecho un videoclip a una base".

¿Crees que el videoclip se empieza a valorar más o sigue siendo un género muy menor?

Se empieza a valorar más, y cada día hay más plataformas que reconocen el trabajo de la gente que hace videoclips, pero todavía queda un montón. En EEUU está todo bastante encauzado, pero si hablamos de España... Desde la industria musical no hay un reclamo real de videos de calidad, aunque si hay un reclamo de material audiovisual. Es decir, que saques un video al mes o a la semana es necesario para que todo el mundo hable de ti y estés en la palestra. Pero un video de 100.000 euros, cuidadito, aquí no existe porque lo consideran un gasto extra, cuando pueden hacer algo más barato, que salga el artista y que el beneficio en visitas sea parecido.

A ti, ¿cuál es el videoclip que más te ha marcado?

Te diría que es de un músico que hasta que lo sacó no lo conocía y tampoco es que me vuelva loco, sinceramente. El videoclip se llama Iron Sky y es de Paolo Nutini. Es una pasada, creo que no he visto un video así en la vida, tiene una sensibilidad y una fuerza... A mí el artista no me gusta, pero de repente, el video me hace volar. Lo veo periódicamente desde hace cuatro años, me lo pongo varias veces. Me parece una barbaridad.

¿Qué otras influencias tienes?

Yo vengo del mundo del cine, y siempre me ha gustado Jim Jarmusch. Me gusta el tratamiento que hace de los personajes, juntando personajes que no tienen mucho que ver entre ellos, pero que crean una simbiosis interesante y que ha mantenido a lo largo de su cine, desde Extraños en el Paraíso hasta Paterson, que me parece la mejor peli del año pasado. Robert Bresson también me enseño a quitarle la teatralidad a los actores. No me gustan los actores que representen, sino que transporten cierto mensaje. No me gusta el actor que si está triste, pode cara de triste.

Respecto a vuestro colectivo, ¿en qué momento decidisteis montar BRBR?

Es un colectivo de amigos y de creadores. Creo que nos juntamos entre cervezas primero y acabamos dándonos cuenta de que teníamos que canalizar esas borracheras creativas por algún lado. Somos Michal Babinec, que es director de fotografía y está viviendo en Londres; Luis Rojo, que estudió Bellas Artes y ha hecho piezas para distintas galerías y también para alguna marca como LA TI GO; la sonidista Clara Alonso, que conocí en la escuela donde estudiaba; o Calido Lehamo, que es un artista multidisciplinar, rapero, modelo, dj y que, sobre todo, se encarga de post producción de sonido y fue por el que escuché la canción de Emelvi.

¿En qué otros proyectos estás metido?

Desde BRBR estamos trabajando en un par de proyectos muy interesantes para artistas nacionales, uno del rap y otro de electrónica experimental. Hemos hecho un trabajo un poco distinto y a ver qué tal, tengo muchas ganas de que salga ya.