La tasa de obesidad en el país –según datos de Central Intelligence Agency– es solo del 5%, frente al 33% en Estados Unidos o el 26% en España. Su alimentación es alta en carbohidratos, procedentes de los vegetales, y baja en lípidos (grasas). Tal y como nos contaba la coaching nutricional, Ángela Quintas, siguen a rajatabla una de las reglas de oro para no engordar: combinar los hidratos con proteína. El médico Shigeaki Hinohara, que a sus 105 años sigue en activo, recomienda en sus escritos ingerir proteínas cárnicas. Cada japonés consume, además 53,68 kg de pescado al año –más del doble que en Estados Unidos y España–. Otra cosa que observó Takahashi es que todos coincidían en su forma de comer: un concepto slow, masticando bien, haciendo tres comida al día y sin llenar de todo el estómago. Lo llaman el hara hachi bun me (literalmente “un ochenta por ciento del estómago”) y significa que hay que dejar de comer antes de llenarse.
En Kyotango, una ciudad que tiene 2,75 veces más centenarios que el resto del país, se da la circunstancia de que los habitantes secan los pescados con sal y salvado de arroz. Una técnica que contribuye a aumentar el valor nutritivo de los alimentos.