Tan mal
El pasado fin de semana rebosó de congresos y aspavientos donde se dirimía tan solo el poder. La unidad era un lema, la humildad una ironía
Tendrá que preguntarse la izquierda española y en todo su conjunto la oposición al Gobierno qué han hecho tan mal. La mejor prueba de su ineficacia ha sido el congreso de los populares en Madrid donde han renovado sus cargos los dirigentes bajo una atonía de bostezo. Muy mal lo tiene que haber hecho la oposición para que Dolores de Cospedal pueda comparar a Mariano Rajoy con Rafa Nadal y al día siguiente no le caigan raquetazos de burla en aluvión. Estamos acostumbrados a la utilización de los deportes para la infamia política, si no que les pregunten a los argentinos por el Mundial 78 de la Junta Militar, pero encontrar similitudes entre el aguerrido tenista mallorquín y el reformismo inmóvil del presidente requiere un esfuerzo metafórico que habría causado hemorragias cerebrales a los mejores poetas.
Muy mal se tiene que haber interpretado el sentir de los españoles para haberlos dejado tan huérfanos de respuesta política ante las oleadas constantes de corrupción. El día antes de abrir el congreso popular, una docena de empresarios valencianos confirmaban que pagaban mordidas al partido a cambio de concesiones públicas. El dinero de todos costeando campañas electorales y trenes de vida loca mereció una única referencia crítica durante el congreso: la fecha elegida por los jueces. Las primeras condenas por ramificaciones locales de la Gürtel también han coincidido con el evento, pero a esto habrá que ir acostumbrándose. Si la justicia funciona en España pese a las goteras y la precariedad de recursos, vamos a ver muchas fechas de calendario aderezadas con la entrada en prisión de antiguos responsables del partido en el Gobierno.
Muy mal lo ha tenido que hacer la oposición si la burla es a costa de ellos y sus peleas internas y no de la contabilidad extracontable de un partido que fue casa de tantos imputados que pasan por los juzgados con mala memoria, peor carácter y nulo arrepentimiento. Muy mal tienen que haberse hecho las cosas para que los votantes no sacudan la manta de su enfado con la dignidad del voto limpiador. El pasado fin de semana rebosó de congresos y aspavientos donde se dirimía tan solo el poder. La unidad era un lema, la humildad una ironía, pero ¿se va a corregir lo que se viene haciendo tan mal? Este periódico tuvo el acierto oportuno de dedicarle la portada a tres ciudadanos sin militancia machacados por denunciar la corrupción en sus ámbitos de trabajo. Gente ejemplar que en vez de abandono y desprecio tendría que encontrar un movimiento social y político que los acompañara hacia el cambio de hábitos.
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