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El universo de Iván da voz a la adolescencia a través del teatro

Se puede disfrutar en la madrileña Sala TÚ desde este sábado 4 de febrero

Javier Naval

El dramaturgo, director y docente Javier De Dios López estrena el sábado 4 de febrero un texto que pone el acento en el público adolescente, el gran olvidado sobre las tablas. Iván podrá disfrutarse en la madrileña Sala TÚ los sábados (20:30 horas) y domingos (19 horas) de febrero.

La obra relata la historia de un joven de 17 años, que está en ese momento de paso de la adolescencia a la madurez y que vive acuciado por las expectativas de un padre que tiene una imagen idealizada de su hijo. Es entonces cuando una profesora del chaval le muestra la verdadera cara del ya no tan niño. Una historia que podría ser perfectamente la de alguno de los alumnos del autor de Iván: ”No está basado en personajes con nombres y apellidos, pero sí en mi trabajo con adolescentes”, comenta Javier De Dios que desde su labor docente intenta acercar a los jóvenes al teatro desde hace 25 años.

El universo de Iván

El protagonista de la obra se encuentra en nuestro mundo actual, en continua transformación: “Cada vez sirven menos las ideas que nuestros padres creyeron inmutables, los hijos no saben si llegarán a gozar a lo largo de su vida del bienestar con que sus progenitores les arroparon durante la infancia. Un mundo incierto y cambiante hacia no sabemos qué, pero que está haciendo tambalearse los cimientos sociales”.

Hacia ese futuro -con pocas salidas- acuciado por la crisis se dirigen nuestros jóvenes y sus padres: "¿Cómo un padre que se queda en paro cumplidos los cuarenta, tras haberse entregado a su profesión durante años y haber hecho de ello una seña de identidad, es capaz de inculcarle ahora a su hijo que el esfuerzo y la dedicación constante son la mejor garantía de afianzar su futuro y labrarse un porvenir con cierta seguridad?", se cuestiona el autor desde el teatro, un lugar en el que “no estamos para dar respuestas, sino para hacer evidente lo que cada día nos pasa desapercibido por acostumbrado. Lo que compone el latido del presente (ese que demasiado a menudo nos empeñamos en pasar por alto y del que rara vez se hacen eco los medios)”, comenta el también Secretario General de la Asociación de Autores de Teatro de España.

La pubertad, ese momento ignorado en el teatro. En la cartelera teatral es difícil encontrar propuestas que se dirijan a un público, el adolescente, que es el presente y el futuro de nuestra escena. Solo honrosas excepciones como La Joven Compañía, que actualmente representa La Isla del Tesoro en el Centro Cultural Conde Duque. Quizás, según apunta Javier, “nos da miedo recordar que todos hemos pasado por esa época en que se vive todo de una forma mucho más intensa. No los vemos como iguales por no ser adultos todavía. Así que con Iván, Javier De Dios López se ha propuesto hablar “de quienes habitualmente no tienen voz pero están ahí”. En esa amplitud de mirada hacia la adolescencia, el autor y director ha querido poner sobre la mesa lo bueno de ese momento vital. Así, gracias a estar en un momento en que tienen por delante todo, los personajes son capaces de mirar hacia adelante, a pesar de las dificultades.

El teatro adolescente en primera persona

"Llevo 25 años trabajando en la enseñanza y en el teatro. Y combinando ambas, en el ejercicio de las dos profesiones, he enseñado y dirigido a cientos de alumnos en talleres, cursos, montajes teatrales… No solo jóvenes, también he experimentado con adultos la sensación de descubrirles el teatro. Después de todos estos años, y dejando aparte experiencias concretas y reconocimientos varios, me quedo con una simple conclusión: el teatro es la mejor herramienta para crecer, como persona y como individuo que forma parte de una sociedad", explica De Dios.

"Nos ayuda a superar bloqueos, nos da herramientas técnicas para expresarnos con el cuerpo y la voz, libera nuestras emociones y nos ayuda a conocernos a nosotros mismos, nos hace sentir seres comunicativos, nos facilita ponernos en lugar del otro y entendernos, nos enseña a afrontar conflictos y a ensayar la forma de resolverlos, a poner en marcha iniciativas, a imaginar y crear obras sorprendentes a partir de los más diversos estímulos, nos conduce a amar el arte y es, sin lugar a duda, un aprendizaje vital porque es experiencia pura, y no letra muerta… Después de adentrarme en el teatro con cientos de adolescentes a lo largo de mi carrera, contaría con los dedos de una mano aquellos que han rechazado asomarse a él (y tal rechazo se ha debido en esos casos a problemas ajenos al aprendizaje teatral). Enseñar teatro me ha hecho mejor docente y mejor persona”.

El teatro, la asignatura pendiente en los Planes de Estudio. Aún hoy en día, las Artes Escénicas siguen siendo una “maría”. Los dirigentes de todos los colores políticos han relegado al campo artístico a meras actividades extraexcolares. Los intentos de ponerlo en el lugar adecuado en la Educación han quedado diluido por esa concepción de mero “ocio” que tienen los que nos gobiernan del teatro. Además, según apunta Javier De Dios: "Hay escasas iniciativas para salvar la desconexión entre los centros educativos y los escenarios, decisión suicida para el mundo teatral que comienza a hacer estragos".

Así, todo el peso, toda la responsabilidad termina cayendo de nuevo en los docentes: “Que en una ciudad como Madrid la media de edad de los espectadores de los teatros ronda los cuarenta años, si no más (exceptuando el off). ¿Dónde están los jóvenes? ¿Alguien se ocupa de aficionarlos? Ah, sí… Claro… Los profesores. Siempre los profesores… Solo ellos, ¿no?” concluye Javier De Dios López.

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