Hannah Arendt
Lo cierto es que generalmente suelo estar más de acuerdo que en desacuerdo con lo que escribe Félix de Azúa, aunque alguna vez tenga que estar en desacuerdo. Mi queja no viene dada porque estas personas tengan que escribir con frecuencia sobre temas que no conocen; mi queja viene dada por el estilo, poco humilde, que estos autores (no me refiero solo a Azúa) suelen emplear. Me parece completamente inaceptable decir que quienes criticaron a Hannah Arendt por las culpas que vertió sobre las comunidades judías de lo sucedido en el Holocausto fueron “coléricos mendaces”, “farsantes que ensucian el mundo con su estupidez y su odio”. Desde que Arendt escribió en 1963 Eichmann en Jerusalén se ha escrito mucho sobre el tema de los Judenräte (consejos judíos que gobernaban los guetos). Es cierto que Arendt tuvo el mérito de “levantar esa liebre”, pero hoy la crítica tiende a considerar injustas sus acusaciones y a dar más la razón a sus críticos.—José Eugenio Cordero de Ciria.
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