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Tentaciones

Juventud Juché: "un colectivo de Corea del Norte nos pidió que le dedicásemos una canción"

Todavía no han llegado a tocar ante Kim Jong-un, pero Juventud Juché acaban de cerrar un 2016 de lujo, con un aclamado segundo disco y presencia en el festival South by Southwest

Cuando un año llega a su fin el ser humano, por naturaleza, siempre tiende a hacer balance de lo que ha dado de sí. Aunque en el caso de Javier Molina (voz y guitarra), Luis Fernández (bajo) y Arturo Hernández (batería), los tres pilares que sostienen Juventud Juché, no pueden quejarse en absoluto de cómo les fue 2016. Más allá de consolidarse como uno de los mayores embajadores del post-punk patrio, la banda editó un segundo largo, Movimientos, que cautivó tanto a la crítica como al público gracias a una colección de canciones que lucían una robustez y una honestidad impepinable.

Incluso se dejaron ver en ese escaparate internacional llamado South by Southwest que cada mes de marzo recluta en la ciudad tejana de Austin a los grupos y artistas del mañana. "Al final es una buena oportunidad y una experiencia muy divertida, pero no tiene ese glamour que se le da. O, al menos, tocar en una hamburguesería no lo tiene", cuentan con sorna.

El lanzamiento de Movimientos, dos años después de aquella puesta de largo que llevaba por título Quemadero, ha resultado crucial para su carrera. "Aquel fue un disco muy impulsivo que hicimos de una forma muy directa y sin ningún tipo de complejo", explican. "El proceso de Movimientos fue totalmente diferente: teníamos ganas de desarrollar más las canciones, de producirlo de otra forma y de darle una vuelta. La decisión de que lo produjera Ian Crause de Disco Inferno (con la masterización, por otro lado, del Shellac Bob Weston) iba por ahí, para que él tuviera libertad total e hiciera lo que quisiera".

Como toda buena banda curtida en los directos, cuentan con un sinfín de anécdotas que darían para un libro. No obstante, la primera que les viene a la cabeza es de uno de sus primeros shows en Barcelona: "Un colectivo de amigos de Corea del Norte nos vinieron a ver y nos pidieron que les dedicásemos una canción, por lo de Juché y tal. Eran majos, aunque la amistad no tuvo continuidad y al final se quedó en anécdota".

Todo apunta a que en este 2017 va a haber menos batallitas que contar a sus nietos ya que, a pesar de tener unas cuantas fechas más marcadas en su calendario hasta mayo, a principios de verano Molina tiene planes de hacer un máster fuera de España y la banda se tomará un tiempo de descanso "porque ya toca". Y es que, desde que se iniciaron en esta jungla musical sabían que, pase lo que pase, nunca abandonarán los trabajos que les permiten pagar religiosamente sus facturas. "Tenemos claro que no queremos vivir de la música. Es algo que ni siquiera nos habíamos planteado. Un trabajo es algo que siempre te reduce la libertad, y de esto esperábamos completamente lo contrario".

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