Deseos para el 2017: ¡Por una ciudad más feminista!
Col.lectiu Punt 6 presenta deseos y retos a cumplir y afrontar los próximos 11 meses.
Los comienzos de año son, para algunas personas, una gran oportunidad para plantear los deseos y los retos a los que habrá que enfrentarse para hacerlos realidad. Nuestra contribución al listado de deseos y retos para 2017 es una declaración de intenciones, mejor que intenciones, propuestas, para conseguir ciudades más feministas, justas y equitativas.
Nuestros deseos
En 2016 empezamos nuestra colaboración con Seres Urbanos, y a través de nuestros artículos hemos expresados algunos deseos de aquellos elementos que contribuyen a una ciudad más feminista.
- Espacios públicos seguros y que apoyen los cuidados: Deseamos calles y espacios públicos y privados, libres de violencia machista, sin acoso callejero ni espacios que restrinjan nuestro uso y libertad. Deseamos plazas y espacios abiertos a escala de barrio, calles, esquinas, espacios intermedios entre lo público y lo privado u otros espacios libres que permitan el ocio, el juego, el paseo, etc. Pero, fundamentalmente, el encuentro y el cuidado. Lugares donde las personas puedan interactuar en el momento que realizan actividades cotidianas, principalmente las que tienen que ver con el cuidado del hogar y de otras personas. Espacios que permitan el fortalecimiento de la ayuda mutua, dotados de las cualidades y elementos necesarios aplicados en los materiales, el mobiliario, los baños públicos, la iluminación y la vegetación.
- Equipamientos corresponsables y coeducativos: Deseamos que la sociedad reconozca, asuma y valore el trabajo de las mujeres derivado de los roles de género. Que la oferta de equipamientos se amplíe con aquellos que se utilizan diariamente y que son indispensables para el desarrollo de la vida cotidiana en todas las etapas vitales y para la mejora de la calidad de vida. Espacios polifuncionales pensados en función de las necesidades de las personas adaptándose a la forma de resolver con las particularidades de cada barrio o municipio. Deseamos patios y espacios infantiles que transformen las relaciones de género que se perpetuán en nuestra sociedad y que se reflejan desde la infancia y que se transformen en espacios ejemplificadores de una ciudad coeducadora.
- Viviendas sin estereotipos de género ni jerarquías: Deseamos viviendas donde se reconozcan, valoren y visibilicen las tareas de cuidado del hogar y las personas. Que permitan que estas tareas puedan ser compartidas y que no queden en la responsabilidad de una sola persona. Viviendas situadas en edificios que generen espacios de relación entre lo privado y lo público, donde se puedan compartir usos y tareas de cuidado entre las personas vecinas. Deseamos viviendas que se adapten a las diferentes necesidades y que todas tengamos acceso a una vivienda digna en nuestro barrio.
- Movilidad que favorezca las redes cotidianas: Deseamos que las calles de nuestras redes cotidianas permitan los recorridos a pie, seguros y accesibles, que nos permitan en nuestra barrio llegar a los diferentes espacios de relación, equipamientos cotidianos, comercios y paradas de transporte público. Deseamos que los transportes públicos den respuesta a la variedad de horarios del mundo reproductivo, que genera recorridos no lineales y no uniformes. Deseamos el acceso a la ciudad para todas y todos.
- Ciudades vinculadas a los ciclos naturales de la vida: Deseamos ser Seres Urbanos vinculadas con los ciclos naturales que nos contienen, envuelven y permiten nuestra existencia. Ciudades que nos permita cuidar, cuidarnos y cuidar también de nuestro ambiente y entorno. Deseamos espacios más vivos, naturales, saludables y bellos que favorezcan nuestra calidad de vida y la reproducción de todas las vidas.
Este año continuaremos ampliando los deseos para las ciudades, pueblos, barrios, territorios y todos aquellos espacios que habitamos. Pero ahora proponemos empezar el año con retos a los que habrá que abordar para hacer realidad estos deseos.
Retos compartidos
Un reto, entre otras definiciones de la Real Academia Española, es un "objetivo o empeño difícil de llevar a cabo, y que constituye por ello un estímulo y un desafío para quien lo afronta".
Es un reto hacer que nuestras ciudades sean más feministas. Un objetivo por el cual es necesario luchar. No sucederá de forma espontánea, es necesario el trabajo y la implicación de muchas personas actoras en la definición del modelo de ciudad y de territorio: vecinas, administración pública, profesionales, activistas urbanas y feministas, entre otras.
Desde hace más de 40 años, y de forma incansable y continua, las feministas han realizado numerosas y valiosas aportaciones desde las diferentes disciplinas, la academia y el activismo. Pueden verse algunas referencias en otras publicaciones de Col·lectiu Punt 6 y un desarrollo de estas aportaciones en la tesis doctoral “Herramientas de análisis y evaluación urbana a escala de barrio desde la perspectiva de género”, de Adriana Ciocoletto, (2014).
Entre los retos que propone el feminismo al urbanismo se encuentran:
- Invertir las prioridades del urbanismo convencional y poner la vida en el centro de las decisiones: El primer objetivo a conseguir es valorar las tareas reproductivas y de cuidados de la sociedad. El urbanismo feminista redefine el urbanismo de la sociedad capitalista actual, que ha privilegiado los espacios y las actividades relacionadas a la producción, por sobre las tareas reproductivas relacionadas al cuidado. Poner la vida en el centro, no solo la vida humana, permitiría construir ciudades más justas y equitativas, saludables y relacionadas con su entorno.
- Considerar la experiencia cotidiana y la diversidad de las personas: Lograr un cambio de prioridades requiere analizar las tareas cotidianas que realizan las personas de forma integral, poniendo especial énfasis en el conocimiento diferencial que tienen mujeres y hombres. La participación de las mujeres y su experiencia cotidiana es imprescindible en este análisis; ya que, es un valioso medio para identificar las necesidades diferentes de una comunidad. Además, es fundamental reconocer otras diferencias, que dependerá de la diversidad de identidades, sexual y de género, la edad, el origen, así como también otras características como las capacidades diferentes, la diversidad funcional o el nivel de renta de las personas.
- Diseñar espacios habitables: Diseñar ciudades, pueblos y barrios que faciliten los desplazamientos peatonales para conectar las actividades del día a día, con diversidad de espacios, equipamientos públicos, comercios y transporte próximos a las viviendas. Construir espacios accesibles y seguros que permitan la autonomía de las personas, calles vitales que favorezcan la socialización, donde esté representada la memoria y el reconocimiento de la sociedad.
- Romper jerarquías sociales: Es necesario aplicar los criterios de género en todas las escalas del urbanismo, desde los detalles de diseño urbano hasta la planificación territorial, e incluir los conocimientos de diferentes personas que actúan en el territorio.
- Lograr la máxima participación para que los retos se hagan colectivos y nuestros deseos puedan cumplirse.
*Adriana Ciocoletto es doctora en Arquitecta y Urbanista feminista, integrante de Col·lectiu Punt 6, una cooperativa de mujeres arquitectas y urbanistas cuyo trabajo se centra en fomentar la equidad de género interseccional, la sostenibilidad, la participación comunitaria y la economía solidaria en el urbanismo.
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