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Blogs / Cultura
Del tirador a la ciudad
Coordinado por Anatxu Zabalbeascoa

Una cubierta conquistada como plaza

Jacobo García Germán convierte en espacio público el tejado del Mercado de Puertochico de Santander

Anatxu Zabalbeascoa
Imagen Subliminal

Junto a la ciudad turística subsiste la ciudad popular muchas veces desprotegida, como un animal en peligro de extinción. Por puro pragmatismo –al margen de consideraciones éticas- cuidar la convivencia entre ambas beneficia a las ciudades. A todos los aspectos de las urbes y también a todos los ciudadanos: a los vecinos y a los visitantes. En Santander, el barrio de Tetuán está cerca de Paseo Pereda, cerca del mar todavía es un vecindario popular, de pescadores salpicado por restaurantes. El encuentro entre la zona noble de la ciudad y la popular se articula en una plaza ubicada, atención, sobre la cubierta de un edificio existente, el Mercado de Puertochico. Son ese tipo de intervenciones las que reinventan los edificios para transformarlos en ciudad.

La intervención de Jacobo García Germán sobre la cubierta del Mercado de Puertochico se basa en tres ideas básicas: unir las partes de la ciudad, ampliar sus espacios públicos y repensar la arquitectura existente poniéndola en valor inventándole nuevos usos. Así, lo que hicieron los arquitectos fue derribar un muro y construir un acceso para llegar hasta la plaza. Con el espacio cosido de nuevo a la ciudad, modificaron el pavimento de la cubierta del mercado (convertida en plaza) y le dieron voz -a partir de un diseño geométrico inspirado en el Op Art-. La voz no es sólo una cuestión visual. Tiene una razón de ser al emplear grandes piezas de Eco-Granic, un material fabricado con hormigón descontaminante. Así, la nueva escalinata de acceso es también una grada para actuaciones callejeras y la barandilla que rodea la plaza dobla como soporte de la iluminación y como banco corrido.

El propio Jacobo García Germán cuenta que el proyecto, además de unir, abrir nuevos espacios de convivencia y rehabilitar, “refuerza la identidad de la ciudad”. El arquitecto alude a la topografía de Santander, a las cuestas, a los fragmentos que dificultan el tránsito por las calles, pero multiplican la riqueza de las vistas y de los rincones urbanos.

Precio de obra acabada (incluida vegetación y mobiliario) según los arquitectos: 150 euros por metro cuadrado.

Fotografías: Miguel de Guzmán (Imagen Subliminal).

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