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Alterconsumismo
Coordinado por Anna Argemí

Regalo bueno, bonito e (in)grato

Respiremos hondo: llega la hora de acabar de una vez con las compras de Reyes. Es importante no olvidarse de nadie, acertar con el regalo ideal, tener todos los cachivaches preceptivamente empaquetados y etiquetados. Mi marido resumió el tema el otro día con concreción y exactitud: «Ser padres es un trabajazo increíble». Le salió la frase del alma mientras empaquetaba un regalo con cariño pero con algo de hastío. Serían ya las tantas de la noche.

Aprovecho, por lo tanto, ya que estamos todos en «fase compradora» para proponer «otros» regalos. Ya que vamos a regalar que sean regalos buenos, bonitos y gratos, es decir agradables para el que lo compra y para el que lo produce. Estos otros regalos no nos van a evitar el «trabajazo de ser padres» pero podremos contribuir a que el mercadeo de estos días no sea tan desequilibrado e injusto como suele ser la norma.

Alguno quizá está ya diciéndose: «¿Comercio justo? No, gracias, no quiero cosas con aspecto hippy o indie.» Quizás has pensado esto en algún momento o has oído a alguien decir algo parecido. Si es así, te invito a que observes la siguiente imagen con detenimiento.


Es una bolsa-cartera. ¿Bonita, verdad? Y es de calidad: 100% piel
. ¿Te sorprenderá saber que ha sido fabricada en la India y por una cooperativa de comercio justo? ¿Sólo quieres cosas raras y caras? Estás de suerte. Prepara el billetero. La bolsa cuesta 89,90 €. Y si el presupuesto se te dispara, siempre puedes optar por el monedero que hay de conjunto con la bolsa, que puedes adquirir por sólo 9,90 €. Una de las cosas buenas del comercio justo es que todo tipo de público puede encontrar el producto que le interesa: ya sea hippy o indie, como fue en el inicio del movimiento, o bien modernillo y con clase, como el que compraría hoy en día esta bolsa.

Hace unos días tuve la desgracia de encontrarme en unos grandes almacenes en París. Era el sábado por la tarde antes de Navidad. No quieras saber cómo estaba aquello. La calle Preciados de Madrid o el Paseo de Gracia de Barcelona parecerían a su lado aldeas perdidas y deshabitadas. Literalmente riadas de personas circulaban más mal que bien y colapsaban las calles colindantes así como los pasillos dentro de los almacenes. Avanzábamos como las muñecas de Famosa en ese famoso anuncio del siglo pasado: pasito a pasito. Había colas kilométricas en la calle no para entrar en el cine sino sólo para acceder al hall de los grandes almacenes. Y luego una vez dentro de los almacenes, de nuevo colas para acceder a los «corners» de las marcas de prestigio, como Louis Vuitton.

Me salió del alma pensar para mis adentros «Perdónales porque no saben lo que hacen, estos consumidores». Cuando veo que en el mercado, el mismo mercado global en el que nos encontramos hoy en día, se ofrecen productos de calidad, buenos, bonitos y gratos para todos, como estos bolsos cartera de Oxfam Intermón, y aun así la mayoría de personas preferimos el «lujo oficial», el dictaminado por las marcas, la publicidad y las modas, me digo que estamos muy pero que muy lejos de ser consumidores responsables. ¿Qué mayor lujo que comprar algo que no sólo te beneficia a ti, comprador, sino también al productor, porque sabes a ciencia cierta que ha cobrado un salario justo? Somos consumidores irresponsables y cómplices de la injusticia global que se orquesta en estas fechas.


El catálogo del comercio justo no se agota con los bolsos-carteras o monederos de los que he hablado
. Dentro de la línea más «modernilla» hay también pijamas para hombre y mujer y un kimono monísimo, y todos ellos vienen plegaditos ya en una práctica funda de tela de regalo; cosmética natural natural, hipernatural; objetos para el hogar, de madera o cerámica, como marcos de foto o teteras; joyas; ropa y juguetes para los niños...

Si vas de compras hazte un favor. Evita las arterias principales, huye de las riadas que van a comprar en masa, ahórrate las colas. Entra por el contrario en una tienda de comercio justo. Van a atenderte de manera personalizada. No vas a tener que esperar tu turno en una fila de aspecto interminable. Y te vas a llevar a casa un producto bueno, bonito y tal vez caro o tal vez barato. En todo caso, seguro seguro seguro que será algo grato. ¡Felices Reyes!

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