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Más comercio a cambio de democracia

La UE quiere ampliar la unión aduanera con Turquía si respeta los derechos fundamentales

Lucía Abellán
El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan.
El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan.Yasin Bulbul (AP)

Europa ha querido despedir su año más convulso con Turquía mostrando un gesto de conciliación. A falta de avances en los asuntos más espinosos (la liberalización de visados y las reformas de leyes antiterroristas que la UE exige para concederla), Bruselas ha tendido la mano a Ankara en un ámbito menos pedregoso: las relaciones comerciales entre los dos países. La Comisión Europea propone modernizar y ampliar la unión aduanera que mantiene con el país vecino desde hace 20 años.

Las cifras respaldan el interés por avanzar. Turquía es el quinto socio comercial de la UE y los intercambios se han cuadruplicado desde que arrancó la unión aduanera, un marco que permite establecer reglas comunes y más beneficiosas para esos intercambios. Estrechar esos lazos no solo beneficia a Turquía: también favorece las ingentes inversiones europeas en suelo turco (dos tercios del dinero extranjero que aterriza en ese país proviene de la UE).

Pese a toda la lógica que rodea a este proyecto, el momento político no puede ser más complejo. En un intento de ponerse la venda antes de que llegue la herida, la Comisión aclara: “El respeto de la democracia y los derechos fundamentales será un elemento esencial del acuerdo”. A la vista del deterioro de esos valores en Turquía, y en el contexto de presión terrorista que sufre el país, el matiz casi parece la garantía de que ese intento no fructificará (al menos a corto plazo).

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La propuesta del Ejecutivo comunitario deberá ahora pasar los filtros del Consejo Europeo —representa a los Estados miembros— y del Parlamento, donde habrá muchas voces reticentes a acercarse más a Turquía. Pero el reforzamiento de la unión aduanera tiene una letra pequeña fundamental: figura como uno de los elementos del pacto migratorio que Bruselas selló con Ankara el pasado marzo y que ha reducido casi a cero las entradas por el mar Egeo. Y nadie entre los Veintiocho quiere revivir la pesadilla de la crisis de llegadas.

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Sobre la firma

Lucía Abellán
La redactora jefa de Internacional de EL PAÍS ha desarrollado casi toda su carrera profesional en este diario. Comenzó en 1999 en la sección de Economía, donde se especializó en mercado laboral y fiscalidad. Entre 2012 y 2018 fue corresponsal en Bruselas y posteriormente corresponsal diplomática adscrita a la sección de España.

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