Jeffrey Slonim, así era el caballero de la alfombra roja
Educado y discreto, el recientemente fallecido reportero no se acercaba a hablar con las estrellas, las ‘celebrities’ iban a él
Las alfombras rojas no son lugares tan glamurosos cuando se ven desde el otro lado de la barrera. Tras el cordón de seguridad que separa los famosos de los periodistas, por mucho que se intente evitar, acaba gobernando el caos por tratar de conseguir algo más de los tres a cinco minutos que ofrecen los publicistas con el talento de turno. Jeffrey Slonim no tenía que pelear. O eso aseguran sus compañeros de batalla.
“Era una pequeña isla de cordura en cada alfombra roja”, cuenta el presentador Andy Cohen a The New York Times. Slonim no tenía que llamar a gritos a las estrellas, las estrellas iban a él. De Kim Kardashian a Gwyneth Paltrow. Todos saben del beso en la mejilla con el que siempre le saludaba Anne Hathaway. La también actriz Julianne Moore era su amiga y una de tantas caras conocidas que acudió a su funeral en Nueva York el pasado 18 de diciembre. Jeffrey Slonim se quitó la vida el 13 de octubre a los 56 años de edad. Pero él no ha ocupado titulares como sí lo hacen las estrellas con las que se codeaba.
“Jeffrey iba a las alfombras rojas y le encantaba. Algo que parece difícil de creer ahora que estas son a menudo un partido ruidoso y una orgía de fama, pero a él le gustaban y las respetaba”, dijo Linda Wells en su funeral, amiga y directora fundadora de la revista Allure para la que Slonim escribió una columna desde el primer número hasta marzo de este año, cuando Condé Nast finalizó su contrato anual, y su principal fuente de ingresos, por la situación económica del grupo.
“Echo de menos tu columna”, le dijo la actriz Lena Dunham hace unos meses en otra alfombra roja. Y la creadora de la serie Girls se despedía de él estos días en su cuenta de Twitter. El extraño tipo de cáncer de sangre que padecía desde hacía años, que podría haber empeorado, sumado a la crisis de la prensa y sus dificultades para encontrar de nuevo unos ingresos estables (trabajaba a la pieza para Gotham, Page Six, AD, Hamptons) pueden haber sido algunas de las razones por las que Slonim se quitó la vida, apunta The New York Times.
One of the saddest losses of the year was Jeffrey Slonim. I was always honored to encounter him on the red carpet: https://t.co/tZt57OiSjz
— Lena Dunham (@lenadunham) December 29, 2016
Empezó a trabajar en prensa en 1984. Como editor fotográfico de la revista Interview, trabajaba mano a mano con Andy Warhol. Fue en los ochenta y los noventa cuando aprendió a moverse entre celebrities. Siempre vestido como mandaba la ocasión, era un caballero, al que sus modales de Nueva Inglaterra y su educación de Yale le salían solos. Esos buenos modales que le garantizaron siempre un hueco en primera fila para ver la pelea entre Tommy Hilfiger y Axl Rose o la entrada de Tom Cruise en moto en una fiesta de los Oscar. Los modales y la experiencia que le impedían preguntar la criticada “¿Qué diseñador firma tu vestido?” y le exigían llevar bien preparadas sus entrevistas rapidísimas de alfombra roja en las que siempre sacaba, a contrarreloj, un buen titular o una historia diferente.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.