_
_
_
_
PORQUE LO DIGO YO
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Carrie & Debbie

Tú también fuiste una estrella. Y si te hiciste un hueco fue gracias a tu ingenio, por eso es una lástima que no hayas podido ver la despedida de mamá

Debbie Reynolds, con su hija Carrie Fisher, en una imagen de los años cincuenta.
Debbie Reynolds, con su hija Carrie Fisher, en una imagen de los años cincuenta.Jack Albin (Getty Images)

Querida Carrie, te has ido demasiado pronto, en serio. No solo porque 60 años no sea edad. Que le pregunten a los que pasan de los 100; nunca es buen momento cuando se trata de irse al otro barrio. Te has ido antes de tiempo porque en el juego de Hollywood no hay como tener la última frase. Y tú, la princesa Leia malgré tout, la lista de la familia, la niña de la realeza de Hollywood, merecías la parte del león. Pero nadie contó con Debbie. Ella era una estrella de las de antes, de las de verdad. Y ha hecho su salida como tal.

Las relaciones madre-hija suelen dar para mucho, y la vuestra lo dio: varios libros, un monólogo y una película. Como pusiste en la boca de Shirley MacLaine, tu madre en la ficción de Postales desde el filo, ser hija de Joan Crawford o de Lana Turner hubiera sido mucho peor.

Pero tú te despertabas en casa con mamá y al rato se convertía en Debbie Reynolds, solo con atravesar un inmenso vestidor atestado de vestidos de fiesta y estolas de piel. “Su armario era como un túnel de lavado para celebrities”. Así —siempre genial— lo clavaste en una entrevista en un programa de televisión.

Pero tú también fuiste una estrella. Y si te hiciste un hueco fue gracias a tu ingenio, por eso es una lástima que no hayas podido ver la despedida de mamá. Qué final para una guionista: muere mientras prepara el funeral de su hija. Hubiera sido un cierre para Postales (II) espectacular.

Ojalá hayáis podido comentarlo en el cielo de las estrellas, donde estéis, juntas por fin, las dos.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_