Contaminación en Madrid
No me importa quién ha tomado la medida; mejor dicho, no me importa que quien la ha tomado sea de uno u otro partido. Me importa que, por fin, haya alguien que se preocupa por mi salud, porque el aire que respiro desde hace muchos años sea un poco menos venenoso. No me importa tener que dejar de usar el coche algún día. Tengo el transporte público y podré ponerme de acuerdo con algún vecino, amigo, compañero de trabajo o familiar para usar el vehículo con la matrícula adecuada. Me importa que cuando me suba a un cerro a las afueras de Madrid, la boina de contaminación sea menos densa. Me importa que los medidores instalados en Madrid, sirvan (ya era hora) para algo. Me importa mucho más no contraer una enfermedad que sufrir alguna pequeña molestia por no poder usar eventualmente mi coche. Y me importa que algunos pretendan sacar rédito político de una medida tan necesaria como difícil de tomar, porque lo mejor para los que la han tomado era haber hecho lo que se ha hecho hasta ahora: nada.— Ángel Villegas Bravo. Madrid.
¿Es posible que los máximos responsables del Ayuntamiento de Madrid ignoren que, según datos oficiales, la flota de autobuses de la EMT está compuesta por más de 1.900 vehículos? Y si no lo ignoran, ¿cómo pueden creer que añadiendo 50 autobuses (el 2,6%) se resolverá el problema creado por el cierre al tráfico de la mitad de los vehículos privados? Decididamente, puede que los resultados de nuestros jóvenes no sean especialmente brillantes en el apartado de Matemáticas del informe PISA, pero me aterra pensar en la posibilidad de que tuvieran que examinarse algunas de nuestras autoridades.— Eduardo García-Toraño Martínez. Madrid.
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