Heterofobia
Se ha presentado una plataforma para pedir la derogación de las leyes contra la discriminación por diversidad sexual y de género
¿Hay alguién ahí? ¡Socorro, auxilio, ayuda! Sé que abuso de mi poder al usar este púlpito en beneficio propio. Pero, a riesgo de ser llamada a capítulo, oso lanzar este SOS al mundo para denunciar mis condiciones de vida. Soy una mujer —bueno, vale, señora— heterosexual irredenta a quien el colectivo LGTBI no le deja respirar tranquila. Oprimidita viva, me tienen. Las lesbianas me acosan. Los gays me pasan la pluma por los morros. Los transexuales quieren que me hormone —más— a la fuerza. Los bisexuales me dan por ambos lados. Y los interesexuales me acusan de reduccionista. Vamos, que solo les falta llamarme heteraza por la calle, curarme de lo mío aunque sea a hostias y captarme para su secta. Y, claro, así no hay quien viva su heterosexualidad con naturalidad, ni con libertad, ni con libertinaje ni nada.
Menos mal que no estoy sola. Se ha presentado la autodenominada Plataforma por las Libertades, valga el oxímoron, para pedir la derogación de las leyes contra la discriminación por diversidad sexual y de género. Unas normas que incluyen la educación en las distintas orientaciones e identidades sexuales humanas desde la infancia. Algo insoportable para los exdiputados del PP Lourdes Méndez y Jaime Mayor Oreja, y para el rector de la Universidad Católica de Murcia, integrantes, entre otros, de tan tolerante lobby. Que la defensa de las personas LGTBI conculca la libertad del resto, braman. Que cada familia educa a sus niños en sus propios valores, pían. Que dónde se ha visto tamaña injerencia, se hacen cruces. O sea, lo de siempre. Para mí que no son las leyes, sino el apoyo a las mismas de su exPP de su alma, lo que les tiene locos, loquitos, locos. Había que verles presentando su cruzada al orbe con el gesto beatífico de quien está en posesión de la verdad absoluta. Lástima que el sufrimiento de según qué prójimo les sea ajeno. Darían risa si no dieran náuseas.
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