Felicidad(es)
En Nochebuena van a tener enfrente a quienes sostienen que Iglesias es el único culpable
Después de haber pasado tantas Navidades en esta página, de la brutalidad de las múltiples crisis por las que atravesamos y de la espantosa fealdad del mundo que nos rodea, me parecía difícil encontrar un deseo de buena voluntad para las fiestas que se avecinan. Sin embargo, mirar a mi alrededor ha sido suficiente. Ya sé que no soy original al desearles sobre todo paz, el argumento clásico de las tarjetas de felicitación más rancias, pero creo que nada, excepto la paciencia, es tan importante como el ánimo pacífico para que todos lleguemos enteros y razonablemente unidos al 8 de enero. Para las familias repartidas entre catalanes y no catalanes, para los padres socialistas cuyos hijos votan a Podemos, para los podemitas cuyos padres votan al PSOE, para quienes cada mañana se levantan un poco más de izquierdas y tienen otros tantos hermanos que cada noche se acuestan un poco más de derechas, para quienes echan la culpa de que gobierne Rajoy a Sánchez y en Nochebuena van a tener enfrente a quienes sostienen que Iglesias es el único culpable, para los jóvenes errejonistas con primos anticapitalistas y viceversa, para los que sólo se informan en las redes sociales pero cenarán con lectores de periódicos, para las madres feministas y trabajadoras que pasarán horas y horas en la cocina para servir la cena a cuñadas monísimas, con uñas impecables de esmaltado permanente, cuerpo de gimnasio y ningún oficio al margen de su beneficio, para los trabajadores mileuristas que tendrán que soportar los alardes de un cuñado que multiplica su sueldo por varias cifras y se empeñará en ejercer de anfitrión para abrumarles con su prosperidad, mi doble deseo es paz y paciencia, sobre todo mucha paciencia. Y Feliz Navidad para todos.
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