_
_
_
_

Movimiento de liberación para el supuesto esclavo de Papa Noel

Las manifestaciones en los Países Bajos contra los pajes negros muestran cómo el activismo puede influir en la tradición navideña

Papá Noel escoltado por el paje negro.
Papá Noel escoltado por el paje negro. REUTERS

Rotterdam, Holanda, año 2016. Cerca de 200 personas son detenidas por manifestarse contra los pajes pintados de negro que acompañan al Santa Claus neerlandés, Sinterklass, en el reparto de caramelos o galletas pepernoten. Según esta tradición -posible origen de nuestro Papá Noel inspirado en el obispo San Nicolás de Bari-, desde hace siglos, el benefactor de túnica roja y barba blanca llega los Países Bajos cada 5 de diciembre, en un barco de vapor curiosamente procedente de España. Parecido al trineo con renos procedente de Laponia.

Sinterklass se cuela por las chimeneas, con ayuda de su esclavo Zwarte Piet, Pedro el Negro, y deja regalos a los niños buenos. De los niños malos se encarga Pedro, según cuenta la tradición oral, metiéndolos en sacos para trasladarlos a España como castigo, ni más ni menos.

Lo curioso es que en los orígenes de esta celebración, el generoso San Nicolás no aparecía acompañado por este paje. No fue hasta mediados del siglo XIX cuando el dibujante Jan Schenkman se puso creativo y añadió por primera vez la figura del sirviente. Lo hizo en una época colonial convulsa, cuando los Países Bajos se estaban planteando abolir la esclavitud, y que explicaría cierta discriminación racial intrínseca en las ilustraciones. ¿Por qué dibujar un Pedro el Negro -con labios rojos, carnosos, y pendientes de aros- en vez de un esclavo latino, árabe o asiático, por ejemplo? Porque las mayores colonias holandesas fueron africanas, donde compraron y vendieron más de 550.000 esclavos.

Discriminación racial

Uno de los máximos exponentes del reciente movimiento social “anti-Pedro” es el ghanés residente en Holanda, Jerry Afriyie, también conocido como Kno'Ledge Cesare. Ha sido detenido en varias ocasiones por manifestarse contra el folclore esclavista, que considera institucional y amparado por el gobierno. “Mis detractores me acusan de intentar acabar con la tradición del Sinterklass. Todo lo contrario: queremos que cambie por sí misma para que sea una fiesta navideña inclusiva para todos, no a costa de la dignidad de algunas personas. No podemos dejar a niños negros en riesgo de exclusión durante estas celebraciones. Una cosa está clara: el Zwarte Piet es una caricatura denigrante de la población negra”, ha señalado Afriyie en varias entrevistas.

Los activistas que cada año por estas fechas participan en el movimiento “Kick Out Zwarte Piet” - “Fuera Pedro el Negro”- reclaman que se deje de identificar a este sirviente con un color, por las connotaciones coloniales, racistas y humillantes. La motivación de Afriyie es conseguir que sus hijos -y como los suyos tantos otros niños negros residentes en los Países Bajos- no se sientan discriminados cada Navidad en un país donde, según explica en una carta abierta publicada el pasado septiembre, “el racismo es tan habitual que sorprende que la gente no diga nada”.

La movilización social ha llevado a que el defensor del menor en Holanda critique la continuidad de este “vestigio de esclavitud”, perjudicial para la infancia, y 30 juntas escolares holandesas -que representan a cerca de mil colegios- no pinten de negro las caras de sus pajes. El Comité de la ONU para la Eliminación de la Discriminación Racial ya dio un tirón de orejas a Holanda en 2015 por esta figura y Holanda se comprometió a estudiar cómo podría adaptar su tradición sin discriminar a las minorías.

¿Sería posible ver protestas similares durante las próximas Cabalgatas? Parece improbable, por historia y por carácter. Una hipotética confrontación entre pro-Reyes Magos y manifestantes proderechos humanos, se evitaría siempre y cuando se respete el escrupuloso vestuario de la época, como marca la tradición española.

En realidad, si nos remontamos al origen de esta celebración, el Evangelio según San Mateo, se deja entrever que los Reyes Magos fueron enviados por Herodes para espiar al famoso recién nacido. Como no regresaron para informarle sobre su situación, Herodes se sintió engañado y ordenó sacrificar a todos los bebés de la región: de dos años para abajo, con la idea de matar al que buscaba. Es decir, los Reyes Magos que hoy pasean por las calles a camello, rodeados de bandas de música, caramelos y serpentinas, estuvieron relacionados originalmente con una masacre infanticida. La pregunta es ¿en qué lugar nos deja eso?

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_