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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El Prado de Zugaza

El hasta ahora director del gran museo ha sabido modernizarlo y acercarlo a la gente

Miguel Zugaza, director del Museo del Prado.
Miguel Zugaza, director del Museo del Prado.Samuel Sanchez

Con la dimisión de Miguel Zugaza, el Prado pierde a uno de los gestores que mejor ha llevado las riendas de uno de los grandes buques insignia, si no el mayor, de la cultura española. No solo es que consiguiera impulsar un programa de exposiciones sólido y ambicioso —ya fueran monográficas o atendieran a sutiles y originales argumentos temáticos— sino que logró seducir a través de ellas a un público que ha convertido a los viejos maestros de sus salas en figuras familiares. Las cifras son elocuentes, y ahí están los 600.000 visitantes que se han acercado a ver la muestra de El Bosco para confirmar que el Prado está ya profundamente incrustado en la vida cultural de Madrid.

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Ese es uno de los signos más notables de la modernización del museo, el saberlo próximo y asequible. Pero durante los 15 años en los que Zugaza ha estado al frente se terminó también, en 2007, la imponente ampliación del centro proyectada por Rafael Moneo; en 2009, el rescate del Casón del Buen Retiro como centro de estudios, y en 2003 se aprobó una ley que convirtió al Prado en entidad de derecho público, dándole mayor autonomía administrativa y un margen mucho mayor para la autogestión. En estos momentos, la institución logra autofinanciarse casi al 50% gracias a una habilísima política para conseguir patrocinios muy diversos.

Zugaza ha conseguido sacar al Prado de la lucha partidista y ha tenido una rara habilidad para apaciguar cualquier conflicto interno y proyectar a sus conservadores. Lo ha hecho con eficacia y con esa discreción que solo está al alcance de los que tienen talento para lograr amplios consensos a la hora de tejer acuerdos. Con su marcha, el Prado se queda desamparado. El desafío de su patronato es inmenso: encontrar a alguien con la solidez suficiente para afrontar su bicentenario y la próxima ampliación, que incorporará al antiguo Museo del Ejército como campus del Museo del Prado.

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