El puente de los cuñados
Todo irá bien mientras te sientas demasiado joven para ser cuñado y demasiado mayor para ser posmoderno
Hace un mes, una periodista televisiva pero a la vez tremendamente intelectual tuiteó quejándose de quienes se quejan de que haya una cantidad cada vez mayor de personas con pasaporte español que celebran Halloween. El argumento de la señora era que, si vemos partidos de la NBA, lucimos zapatillas Nike y tenemos un iPhone es hipócrita que nos quejemos de Halloween porque es una fiesta de fuera. Inmediatamente fui al calendario para comprobar si el Gobierno finalmente había convertido el día en que nació Steve Jobs en fiesta nacional o que, para conmemorar el anillo ganado por los Sixers en 1983, nos liberaban de ir a trabajar ese día. Nada, la misma hipocresía de siempre. Las autoridades siguen yendo un paso por detrás de la ciudadanía. Soy perfectamente consciente que el número de feriados al año es finito y que, para que nos den libre el día en que se lanzaron las Air Jordan, igual deben hacer que la Navidad sea laborable. Y también soy consciente de que, como esta señora ejemplifica, cuñados podemos ser todos.
Existen una serie de frases hechas para desmontar tópicos e hipocresías, tan vacuas y tan manidas que se han convertido en tópicos hipócritas. Cuando era pequeño resultaba tremendamente rebelde decir que no tenías tele. Mi madre decía que no entendía cómo decoraban el salón sin televisor. Yo creía que mi madre era una capitalista aborregada, y los sintele, en cambio, unos visionarios librepensadores. Ahora, cuando veo a alguien quejarse de que Justin Bieber lleva camisetas de Metallica me molesta casi tanto como cuando veo a alguien de mi edad declararse fan de Bieber. Todo irá bien mientras te sientas demasiado joven para ser cuñado y demasiado mayor para ser posmoderno.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.