Carta abierta a mi primo
Encuentro encantador el ruido que haces al masticar, y que una vez terminada la pitanza no hagas siquiera el gesto de echarte la mano a la cartera
Hace unos meses, mi tía Carmen me pidió que ayudara a mi primo José Manuel. “Está pasando una mala época: se ha separado de la Yoli, no encuentra trabajo de lo suyo, le ha salido un padrastro… se le ha juntado todo”. “Y, ¿qué quieres que haga yo?”, le dije. “Llévatelo de gira contigo —me contestó—, que sea tu personal assistant”. Me sorprendió esa palabra saliendo de la boca de mi tía. Le dije que sí, claro, y ahora es genial porque estamos con los culos juntos todo el día. Permitidme que plasme esta felicidad en una carta abierta.
Querido primo:
¡Qué contento estoy de tenerte a mi lado! Aunque me esfuerce, no te encuentro ningún fallo. Me gusta, cuando estamos en un restaurante, que antes de que nos traigan la carta ya te hayas zampado el pan a pellizcos —por cierto, aprovecho para decirte que TU pan es el de la izquierda—. También encuentro encantador el ruido que haces al masticar, y que una vez terminada la pitanza no hagas siquiera el gesto de echarte la mano a la cartera. Me agrada también que, cuando me piden una foto y me ves dudar, me digas gritando: "¡Venga Joaquín! ¡Hazte la foto! ¡Es el precio de la fama!". Y también que te ofrezcas a hacerlas y que alargues el asunto, preocupado porque no estemos a contraluz o desenfocados o movidos y que siempre hagas dos por si acaso. Te agradezco esos momentos que me brindas. En fin… seguro que me dejo cosas en el tintero, es imposible abarcarlo todo, pero espero que con esto te hagas una idea.
Un abrazo de tu primo.
Pd: Si te invade la morriña, no dudes en volver a tu casa. Yo lo entendería.
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