Todo lo que aprendí (más allá del porno) en el Salón Erótico de Barcelona
Clases didácticas de ‘squirt’, fetichismo de pies y actividades para mejoras tu vida sexual. Porque una feria sobre sexo también puede derribar tabúes
El Salón Erótico de Barcelona cerró sus puertas el pasado domingo con más de 26.000 visitantes a lo largo de cuatro días. Obviamente, el impacto viral de su vídeo promocional, Patria, que acumula ya más de tres millones de visitas, ha contribuido a que muchos curiosos por vez primera se acercaran a esta cita. Pero eso no quita que todavía siga habiendo muchas personas que ven el Salón como un lugar sórdido sólo apto para pajilleros que, armados con su móvil, se pasan el día grabando las performance subidas de tono que inundan sus 17 escenarios.
"Hay quienes piensan que este es un sitio oscuro en el que te van a tocar, y para nada es así"
Nada más lejos de la realidad. “Hay gente que dice que no le gusta el Salón sin haber ido. Todavía hay muchos prejuicios sobre esta cita. Lo más llamativo son los espectáculos, los cuales coordino para que no se solapen y el público pueda disfrutar de ellos sin agobios ni prisas. Sin embargo, también puedes aprender un sinfín de consejos y herramientas útiles en el espacio ‘Aula de Sexo’ que después puedes poner en práctica con tu pareja. No todo se centra en el porno. Hay quienes piensan que este es un sitio oscuro en el que te van a tocar, y para nada es así. Aquí no pasa nada que tú no quieras. Es como cualquier otra feria típica, lo único que aquí todo gira alrededor del erotismo”, comenta la actriz porno y directora artística del Salón Bibian Norai.
La heterogénea y extensa cola de parejas que se formó para asistir a la masterclass que la educadora sexual Anahí Canela realizó sobre el punto G femenino y el squirt fue, sin duda, un buen indicador de ese nuevo público que el Salón ha captado recientemente. “No esperaba que viniera tanta gente. Este año ha habido nuevos enfoques en el festival y quienes se han acercado han estado muy interesados en saber cómo mejorar su sexualidad. Ha habido un interés por aprender más que por ver los típicos espectáculos”, afirma.
“El squirt, el cual yo defino como correrse en grandes cantidades, sigue siendo un misterio para la mayoría de mujeres. Es una cuestión de conocimiento y de tranquilidad que está muy implicada con la parte emocional y comprender tu propio cuerpo. Por ello, clases como esta, sirven para derribar mitos y, ante todo, normalizar la sexualidad independientemente de cuales sean tus gustos o fetiches”, cuenta.
Hablando de fetichismos, una de las mayores sorpresas del Salón se encontraba en el espacio ‘Foot Fetish’. Todo aquel que quisiera podía acercarse hasta una sala aislada de voyeurs para jugar, chupar, hacer cosquillas o ser pisado por un pie ajeno. Y lo mejor es que el vaivén de personas no se detuvo ningún instante. “Estamos acostumbrados a que los pechos u otras partes del cuerpo que no son los pies sean los que exciten a la mayoría, pero nosotros buscamos normalizar esto”, confiesa Sergi Martín, el organizador de esta propuesta. “Hay muchos fetichistas de pies que no se atreven a contar lo que les gusta. En las fiestas que montamos incluso ha venido gente que lleva casada veinte años y que jamás se ha atrevido a contarle a sus esposas este fetichismo porque creen que les van a rechazar”.
Un catalán que se hace llamar Carpet Man batió el récord mundial de multi trampling (que decenas de mujeres descalzas te pisen a la vez)
El que no tiene reparo alguno en confesar su amor por lo podal es un catalán que se hace llamar Carpet Man y que batió en el Salón el récord mundial de multi trampling (o lo que es lo mismo, que decenas de mujeres descalzas te pisen a la vez). “De pequeño ya empecé a tener interés por los pies. Eso es algo que todos los fetichistas pueden decirte. Yo me lo paso muy bien. Aunque lo parezca no siento dolor, es más placer que otra cosa”, revela minutos antes de que 17 muchachas se coloquen estratégicamente sobre su cuerpo, incluida la cabeza, con el objetivo de conseguir esta curiosa plusmarca. ¿Quién decía que en el Salón únicamente se ve a profesionales del cine para adultos fornicando?
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