Acababan de dar las dos de la tarde cuando entramos en La Fernandica, taberna y casa de comidas con más de cien años de existencia. Un rincón en el pueblo de Ledesma salmantino al que acuden incondicionales de los platos de cuchara y de las recetas de la cocina casera. Habíamos empleado media hora en coche desde Salamanca y los olores que traspasaban el zaguán aguzaban mi apetito.
Nos recibieron risueñas Tere Velasco y su hija (ambas se llaman del mismo modo) antes de acomodarnos en una de las estancias de esta sencilla casa rural con habitaciones convertidas en comedores.
Sin ningún tipo de protocolo Tere madre se acercó a nuestra mesa y nos enumeró los platos del día. “Tenemos, patatas revolconas con torreznos, alubias con manitas de cerdo, huevos fritos con farinato de Salamanca, tostón, cordero frito con patatas, callos…” La interrumpimos para indicarle que nos trajera lo que quisiera en cantidades razonables. No satisfecha con la pausa retomó su narración enseguida: “Tenéis que probar mi flan de huevo y una tarta especial, aparte de la mesa de quesos”.
Transcurridos cinco minutos los platos que nos había cantado comenzaron a desfilar en cazuelitas de barro. Cuando probé las patatas revolconas y las alubias con manitas, que no disfrutaba hacía tiempo, sentí el efecto ratatouille, aquel viaje de la memoria a la infancia del imaginario crítico del célebre film de Walt Disney y Pixar Animation. Platos sabrosos, unos mejor que otros, que disfrutamos con la satisfacción de recuperar en ciertos casos sabores medio olvidados. Nada más recoger la mesa, Tere hija colocó en el centro un enorme flan de huevo. Y mientras lo disfrutábamos, su madre comenzó a repartir porciones de una tarta casera de queso. Ya en límite, el marido de Tere madre se presentó en volandas con una mesita redonda atiborrada de quesos de oveja castellanos de distintas procedencias y tipos de curación variables. “Comed lo que queráis”, nos dijo mientras nos facilitaba un gran cuchillo. Probamos dos de larga curación de sabores intensos. El café no valía nada y el vino de la casa en jarra de barro resultó poco aconsejable. Pedimos la nota y abonamos 20 euros por persona. Quiero dejar claro que el lugar, rústico y familiar, no es para gourmets remilgados ni foodies exquisitos, sino para disfrutones de los auténticos platos de nuestra cocina tradicional servidos en un ambiente de familia. Una experiencia que no se vive a diario.
¿Durante cuánto tiempo se seguirán elaborando algunos de estos platos tradicionales? Ahora que la fusión, convertida en un torrente cultural, está modificando de pleno en nuestras recetas tradicionales, conviene recordar que poseemos auténticos tesoros que debemos preservar a toda costa.
Taberna La Fernandica. Cerezo, 2. Ledesma (Salamanca) Teléfono: 923 570 054
Sígueme en twitter en @JCCapel
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.