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El 75% de las ciudades son más desiguales que hace 20 años

En el día del Hábitat y a dos semanas de la mayor cumbre urbana del mundo, expertos debaten sobre la vivienda como protagonista de la ciudad

Vista de la ciudad de Bogotá (Colombia).
Vista de la ciudad de Bogotá (Colombia).Dominic Chavez (Banco Mundial)
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En un mundo crecientemente urbano, las ciudades cada vez son más desiguales. La mayoría de los esfuerzos encaminados a construir entornos más justos han fracasado. Estas conclusiones del Informe Mundial de Ciudades 2016, publicado el pasado mayo, fueron analizadas este lunes en su presentación en Madrid con motivo del día internacional del Hábitat donde el responsable del documento, Eduardo Moreno, desgranó sus principales hallazgos.

Lo hizo a justamente dos semanas del comienzo de Habitat III, la mayor conferencia mundial de ciudades que viene celebrándose cada 20 años desde 1976. En ella, previsiblemente, se aprobará una nueva agenda urbana, que tratará de corregir los fallos acumulados durante las últimas décadas, que han conducido al crecimiento de los asentamientos informales y de la inequidad urbana (que ha aumentado en el 75% de las urbes).

“Hace 20 años se pensaba que el desarrollo iría absorbiendo la informalidad. Esto se ha demostrado falso, como evidencian varios ejemplos: Túnez, un país que ha crecido con vigor en los últimos años, lo hizo en un 50% de forma informal. También nos podemos ir a una ciudad rica, como Los Ángeles, con más ingresos que muchos países africanos, que basa un 61% de su crecimiento en la clandestinidad, en personas indocumentadas”, relataba Eduardo Moreno en la sede del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM).

En opinión del jefe de la Unidad de Investigación de ONU Hábitat, la agencia de Naciones Unidas encargada de fomentar el desarrollo sostenible, una de las claves para revertir esta situación es “perder el miedo a la urbanización”. “El 84% de los expertos consultados hace dos décadas afirmaban que se debía frenar el crecimiento de las ciudades. Hoy son el 66%, pero no existe evidencia de que haya un límite óptimo para que una ciudad deje de incrementar su extensión. Lo malo es que lo haga de forma insostenible y por encima de sus necesidades, como ha sucedido hasta ahora”.

Según el Informe, las urbes están creciendo en superficie en torno a tres y cuatro veces más que el incremento de su población. Es decir, las ciudades son más extensas y menos densas, justo lo contrario de lo que hace falta para que los servicios públicos sean eficientes y asequibles. Eso es lo que las lastra, según Moreno, ya que el crecimiento per se, no debería ser malo; más bien al contrario: “Hay una clara correlación entre urbanización de los países y su riqueza”.

Las urbes están creciendo en superficie en torno a tres y cuatro veces más que el incremento de su población

En este crecimiento, las viviendas tienen un papel crucial. Por eso, este año el lema del Día Mundial del Hábitat es La vivienda en el centro de la agenda. Pero, como recalcaba el director de ONU Hábitat, Joan Clos, mediante un vídeo, “no se trata solo de cuatro paredes y un techo”. Es mucho más: una seguridad jurídica y física, unos determinados servicios, oportunidades de empleo y económicas alrededor…

Un grupo de expertos analizó el papel de la vivienda como eje vertebrador de la ciudad. Uno de los problemas de fondo es su accesibilidad. Moreno subrayó que en estos años no se han hecho en el mundo planes de vivienda, ya sean públicos o privados, con cooperativas o sociales, que la hiciesen económicamente accesible, lo que significa que una familia debe dedicar tres años de salario a pagarla o un 25% mensual de sus ingresos. Como subrayó María Buhigas, urbanista y fundadora de Urban Facts, es un problema muy complejo que “no se puede solucionar de un plumazo”. Y lo es, entre otras cosas, porque los propios ciudadanos hemos contribuido a agrandarlo: “Nos hemos acostumbrado a especular con la vivienda propia, soñamos con usos no sostenibles”.

José María Ezquiaga, decano del COAM, hizo hincapié en la necesidad de cambiar las políticas fiscales en muchos países, que cuentan con ingresos claramente insuficientes para afrontar el reto que se les plantea: no solo afrontar una nueva urbanización, sino regularizar la informalidad en la que viven casi 900 millones de personas de Estados de ingresos medios y bajos.

Algunos de los intervinientes en la mesa redonda pusieron el énfasis en el caso español, como Raquel Rodríguez, profesora asociada de la ETS de Arquitectura de Madrid, que criticó una política de la vivienda delegada en el sector privado como culpable del boom inmobiliario y del descontrol de los precios. El sustrato del problema, sin embargo, es parecido en todo el mundo. Como señaló Moreno, una vivienda que no se salga del mercado, no puede ser social.

Sobre la firma

Pablo Linde
Escribe en EL PAÍS desde 2007 y está especializado en temas sanitarios y de salud. Ha cubierto la pandemia del coronavirus, escrito dos libros y ganado algunos premios en su área. Antes se dedicó varios años al periodismo local en Andalucía.

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