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Joan Clos: “La ciudad se está convirtiendo en un riesgo social”

Para el director de ONU Habitat y exalcalde de Barcelona "los barrios cerrados expresan patologías urbanas"

Clara Blanchar
Joan Clos, exalcalde de Barcelona, es director ejecutivo de ONU Habitat.
Joan Clos, exalcalde de Barcelona, es director ejecutivo de ONU Habitat. Consuelo Bautista
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Joan Clos (Parets del Vallès, 1949) es el director de la agencia Habitat de Naciones Unidas desde 2010. Ha estado en Barcelona, ciudad de la que fue alcalde entre 1997 y 2006 para participar en la conferencia preparatoria de Habitat III dedicada al espacio público. En la entrevista evita, por su cargo en Naciones Unidas, hablar de Barcelona, más allá de afirmar que el legado de su planeamiento la sitúa en una situación privilegiada en cuanto a cohesión si se compara con otras urbes.

Pregunta. ¿Cuáles son los grandes retos de las ciudades? ¿En qué debería basarse la agenda urbana?

Respuesta. En un triángulo entre tres planificaciones que deben ir juntas: la jurídica y política; la física, el urbanismo; y la económica y financiera, para que la actividad y el empleo de las ciudades no decaiga, que es uno de los retos de la convivencia ciudadana. Hay ciudades perfectamente diseñadas, pero vacías.

P. Usted da mucha importancia a la planificación, al urbanismo.

Los barrios vallados rompen la estructura urbana transparente, la lógica de la movilidad colectiva, de la calle como espacio de convivencia

R. La ausencia de planificación puede generar un riesgo incluso estratégico, de seguridad. Lo ves en la cara de amargura de la gente que vive en los suburbios (slums) de Asia, Latinoamérica o Asia, ves la tensión que representa vivir en pésimas condiciones entre la abundancia.

P. En la sesión inaugural alertó de la proliferación de los barrios cerrados.

R. Es una fórmula cada vez más frecuente. En Barcelona no hay, pero en Madrid sí, y expresan patologías urbanas. Que la gente se vea condenada a vivir en barrios así es una prueba de la pérdida de calidad urbanística mundial. Una ciudad vallada y de baja densidad no es ciudad. Se convierten en ciudades dormitorio improductivas. El Estado no puede garantizar seguridad a los ciudadanos y se privatiza. Los barrios vallados rompen la estructura urbana transparente, la lógica de la movilidad colectiva, de la calle como espacio de convivencia.

P. ¿En qué zonas del mundo se concentran?

R. En todo el mundo. Y no son solo barrios ricos, otras veces se cierran los pobres. Una favela, por ejemplo, donde no entras si no tienes permiso, es otra forma de barrio vallado.

P. Han presentado un informe sobre la pérdida de espacio público. ¿Qué supone?

R. En las zonas de crecimiento el espacio público no llega ni al 25%, muy por debajo de lo que sería conveniente. Se pierde en capacidad urbana de integración, de creatividad, de acoger la diversidad, se hacen barrios más segregados que acaban siendo quemados o generando conflictos sociales. Si lo sumas al incremento de la inmigración estás aumentando el riesgo de explosión social.

P. El estudio muestra que los peores indicadores se dan en las ciudades más ricas y más pobres.

R. Sí. Necesitamos sociedades capaces de generar clase media. Este es el gran riesgo: la gente va a la ciudad con esperanza de mejor futuro para ellos y sus hijos, pero las grandes estructuras no están produciendo capacidad de integrarles de forma productiva. Entonces la ciudad se convierte en un riesgo social, la primavera árabe no fue otra cosa que la revolución de la juventud desempleada.

P. El liderazgo de las ciudades y su planeamiento debería ser de los Ayuntamientos. ¿A quién hay que pedir responsabilidades?

R. A los Estados, que son quienes facilitan los recursos a los Ayuntamientos. Es fundamental reclamar la responsabilidad del Estado en la calidad urbanística, establecer las reglas de juego. Y si los fondos no lo permiten hay un problema estructural: la gente va a las ciudades independientemente de si hay Ayuntamiento: ni lo sabe ni le importa. Además hay muchos que no tienen recursos y si llega un inversor le dejan hacer. Las ciudades subsaharianas tienen de media seis dólares por habitante al año (aquí estamos en 1.500), no les podemos pedir que planifiquen, porque no hay Consistorio.

P. Recientemente han aflorado quejas de su equipo sobre supuestas faltas de respeto y comentarios racistas.

R. Está en investigación, pero no hubo ningún… nada. Prefiero no comentarlo.

P. ¿Cómo ve a Barcelona?

R. Viendo las ciudades del mundo, a Barcelona la veo extremadamente bien y te das cuenta de la inmensa suerte del legado de nuestros antecesores, que tienen parte del mérito, las bases del urbanismo, el plan Cerdà, cuando no lo tienes te das cuenta de la relevancia para nosotros, la economía y la forma de hacer.

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Sobre la firma

Clara Blanchar
Centrada en la información sobre Barcelona, la política municipal, la ciudad y sus conflictos son su materia prima. Especializada en temas de urbanismo, movilidad, movimientos sociales y vivienda, ha trabajado en las secciones de economía, política y deportes. Es licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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