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CLAVES
Columna
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‘Sorpasso’ discursivo

En lugar de trabajar por una alternativa, el PSOE se ha obsesionado por frenar el sorpasso de Podemos

Máriam Martínez-Bascuñán
El secretario General de Podemos, Pablo Iglesias.
El secretario General de Podemos, Pablo Iglesias. Uly Martin. (EL PAÍS)

La famosa elección de 2002 en la que Francia tuvo que elegir entre Chirac y Jean-Marie Le Pen congregó a un porcentaje histórico de votantes. La sorpresa fue que Jospin no pasara a segunda vuelta. El líder socialista no consiguió movilizar a su electorado, que sí acudió luego masivamente a las urnas porque sintió que había en juego algo importante. La diferencia entre Jospin y Chirac era como entre la Coca-Cola y Pepsi-Cola, bromeaba Chantal Mouffe. En la disputa entre Chirac y Le Pen, por el contrario, se percibía una verdadera confrontación de ideas y proyectos.

Después de aquello, Le Pen hija entendió que la lucha política consiste fundamentalmente en ofrecer una alternativa. Hoy no solo ha conseguido ganar apoyo electoral, sino que desde la extrema derecha ha logrado extremar a la derecha tradicional, que se ve obligada a “conquistar los votos de Le Pen” mientras los postulados de la mandataria frentista ganan centralidad al asumirse por los discursos de sus contrincantes. A esto se refiere Podemos cuando habla de “crear hegemonía”; el partido liderado por Iglesias ha podemizado a la izquierda como Le Pen ha logrado lepenizar a la derecha en Francia.

Tanto preocuparse por el sorpasso y resulta que Sánchez se ha entregado a una parte del discurso de Podemos en vez de diferenciarse de él. Su obcecación por que su partido no pudiera ser identificado con el PP le ha provocado un síndrome de Estocolmo respecto a su adversario de izquierdas. Esa tendencia a refugiarse en los militantes, en banalizar las terceras elecciones —“para un demócrata unas elecciones nunca son una mala solución”—, representan una mala copia de las consignas podemitas. No ha hecho falta que Podemos le ganara en votos: ya ha colonizado gran parte de su retórica. En lugar de trabajar por una alternativa, el PSOE se ha obsesionado por frenar el sorpasso de Podemos pensando que el camino para evitarlo era parecerse cada vez más a él. La solución no consistía en virar hacia la izquierda o hacia el centro, sino en tener una visión política propia y darle centralidad. A día de hoy, ninguno de los partidos políticos está por encontrarla. @MariamMartinezB

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