Gordas contra Trump
A Donald, en el fondo, tampoco le gustan delgadas porque no le gustan las mujeres, las de verdad. Le va más el rollo 'trophy wife'
A Donald no le gustan gordas. A Donald, en el fondo, tampoco le gustan delgadas porque no le gustan las mujeres, las de verdad. A Donald le va más el rollo trophy wife.
A Donald no le gustan los mexicanos. A Donald no le gustan los refugiados, los extranjeros, los inmigrantes. Por no gustarle, no le debe gustar ni Georges Moustaki.
A Donald no le gustan los actores de Hollywood, ni la mayoría de los periodistas. No le gusta Rosie O’Donnell. No le gusta Megyn Kelly, y eso que trabaja en Fox News.
A Donald no le gusta Hillary, ni su experiencia como secretaria de Estado. Por supuesto, tampoco le gusta Obama, menos desde que supo que, además de Barack, se llama Hussein.
Con su estrategia del “no me gusta” y su boquita de piñón, de 245 millones de votantes ya lo tiene crudo con 126. 126 millones de mujeres, a las que ha llamado cerdas. También puede descontarse a los 50 millones de latinos, a todos los que han perdido pasta en sus casinos y a los que ha despedido, con su popular "You’re fired" en su programa El aprendiz.
Que no cuente con los que detestan los bronceados con rayos UVA (o sea, todos menos Valentino, que tampoco cuenta por italiano), ni con los musulmanes, ni con sus ex Ivana y Marla, ni con las madres que amamantan en público ni con Cher. Y, por supuesto, descartados Chelsea, Hillary Clinton y Bill.
No hace falta ser premio Nobel de Matemáticas para saber que si sigue restando votos en lugar de sumar, no llegará a ningún lado (Esperemos).
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