El ‘reality show’ del cotilleo digital
El divorcio de Brangelina confirma el éxito de la nueva forma de hacer periodismo rosa que representan TMZ y Radar Online
Radar Online y TMZ tienen muchas cosas en común. Son los dos tabloides digitales más leídos del mundo. El primero con 22 millones de usuarios únicos, el segundo superando los 28 millones. Les encantan los montajes de fotos para ilustrar sus exclusivas. Los titulares llenos de exclamaciones. La palabra "exclusiva" es su favorita. Y para conseguir información privilegiada usan el mismo (efectivo) método: pagar por ella. Aunque a ellos les gusta matizar: no remuneran por sus fuentes, pagan por el material que ellos les dan: un vídeo, una foto, un documento de divorcio o un informe médico. Pruebas que secundan la credibilidad de la que hoy gozan.
“La gente ya no quiere escuchar eso de tres fuentes de un hotel dicen que”, explica Nicholas Schimdle, el reportero del New Yorker que se adentró este año en las tripas de TMZ. El público quiere ver y leer con sus propios ojos la paliza que le dio Chris Brown a su entonces novia Rihanna, la demanda de divorcio de Amber Heard o la de Angelina Jolie.
Radar Online y TMZ tienen características en común que les han ayudado a alcanzar el éxito. Pero hay un nombre en especial que les une aún más. Y ese es el de Mel Gibson. En julio de 2006, solo ocho meses después de su lanzamiento, TMZ logró obtener material que mostraba al actor ebrio y lanzando comentarios antisemitas. Y en 2010, un año después de su creación, Radar Online publicaba una grabación del protagonista de Señales dirigiéndose de forma racista y sexista a su expareja, Oksana Grigorieva. Estas dos exclusivas les han conferido tal credibilidad a ambos portales que muchos medios de la prensa del corazón como People o prestigiosos periódicos como The New York Times han escrito en más de alguna ocasión la frase "según publicó TMZ o Radar Online".
Tras estos acontecimientos, comenzó la lucha por la exclusiva. Una carrera en la que el más rápido gana. Y aquí TMZ domina desde que diera la noticia de la muerte de Michael Jackson 18 minutos después de que se certificara. Pero también, y sobre todo, vence el que más exclusivas publica al día. Esa es una de las grandes diferencias que han generado estas dos webs en el mundo del cotilleo actual.
Mirar en la basura de las mansiones de Hollywood ya lo hacía la periodista Hedda Hopper. Pagar ya se pagaba antes por las noticias, como lo ha venido haciendo durante años The National Enquirer, uno de los tabloides más antiguos de EE UU -fundado en 1926- y que aún resiste y vende más de 300.000 copias a la semana. Lo hace. Pero en su paso al mundo digital no supo seguir el flujo informativo marcado por su socio de empresa, Radar Online, o por TMZ. Un ritmo que se inspiró en los reality shows, en la aparente necesidad de la audiencia por consumir 24 horas al día los escándalos y la caída en desgracia de una celebridad. ¿Cuántos titulares sacarían diarios de la peor época de Lindsay Lohan? ¿Cuántos puede generar hoy Kim Kardashian?
Además, según David Perel, redactor del Enquirer antes de fundar Radar Online y convertirlo en el mayor competidor de TMZ, antes de la aparición de estos medios no existían las subastas por las exclusivas. Quien primero la conseguía, la pagaba y publicaba. Ahora, las fuentes se venden al mejor postor, como lo han declarado las pocas que han salido a la luz. Y el enfrentamiento es tal que el perdedor de la apuesta incluso publica la noticia de su derrota.
Así lo hizo TMZ con la foto de la dramática e inesperada muerte de Bobbi Kristina, la hija de Whitney Houston y Bobby Brown, que perdió ante el National Enquirer. Su titular y su tuit eran: “Foto vendida”. Ellos no la tenían y, por supuesto, no enlazaron a quien la tenía, pero lograron más atención que el original. La noticia de la noticia. Pero era otra más que sumar a su hambrienta página web.
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