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TMZ, el imperio del cotilleo

El negocio que Harvey Levin abrió en 2005 ha cambiado las reglas del periodismo del corazón Su imperio incluye una web, un programa de televisión y 'tours' por Nueva York y Los Ángeles

Pablo Ximénez de Sandoval
Harvey Levin, el creador de TMZ.
Harvey Levin, el creador de TMZ.Getty

En esta esquina es donde Hugh Grant contrató a la prostituta. En este restaurante de aquí trabajaba Brad Pitt. En esa tienda pillaron a Winona Ryder mangando. En esos baños públicos detuvieron a George Michael. Miren a su izquierda: aquí es donde Kanye West se partió la crisma contra un cartel cuando iba a entrar en un restaurante… Los turistas sacan fotos desde el autobús, una mañana de septiembre en un paseo de dos horas por Sunset Boulevard y Beverly Hills, en el epicentro mundial del famoseo. Han venido a ver el mundo de TMZ, el tabloide global.

Los tours en autobús en los que enseñan a los turistas los escenarios de los grandes éxitos del cotilleo, en Los Ángeles y en Nueva York, son el último eslabón del negocio. Lo que comenzó en 2005 como una página web en una oficina de West Hollywood, hoy es un programa de televisión y, sobre todo, un imperio de influencia. TMZ marca el paso en la información de famosos como quizá no ocurre en ningún otro ámbito.

No esconden su fuente de noticias: camareros, aparcacoches, botones de hotel, cualquiera que se pueda cruzar en el camino de una celebrity y quiera ganarse una propina. La web paga por sus informaciones, una política con la que al parecer llega antes que nadie a cualquier sitio. Cualquiera con un móvil y algo de suerte es un reportero, en una ciudad donde encontrarse estrellas y rostros conocidos sin esa categoría es relativamente fácil.

La web ya era una referencia en Hollywood desde que dejó en evidencia a la policía al revelar las amenazas y los comentarios antisemitas y machistas que Mel Gibson hizo a los agentes que lo detuvieron una noche en Malibú conduciendo borracho. Pero el verdadero impacto global llegó el 25 de junio de 2009. A mediodía, una ambulancia entraba en la casa del cantante Michael Jackson en Beverly Hills. Según el recuento de aquel día que hizo Los Angeles Times, solo una hora después TMZ ya había puesto en su web que a Jackson se le había parado el corazón. El cantante murió a las 14.26 y TMZ dio la noticia a las 14.44. El mayor periódico de la ciudad tardó media hora en publicarlo. La CNN tardó tres horas.

La portada de TMZ con la exclusiva sobre la muerte de Michael Jackson.
La portada de TMZ con la exclusiva sobre la muerte de Michael Jackson.Getty

Al día siguiente, el columnista especializado en televisión Brian Lowry, de la revista Variety, publicó un artículo en el que decía: “Hay que reconocerlo, TMZ busca en los cubos de basura de los famosos con la clase de convicción que una vez estuvo reservada para los papeles del Pentágono”. Y concluía: “Enhorabuena, Harvey. Para bien, y sobre todo para mal, ahora el mundo periodístico es tuyo”.

Se refería a Harvey Levin. Abogado angelino de 64 años, fue reportero de televisión y después trabajó como consultor legal y productor ejecutivo para programas de juicios. Hace dos décadas, cubrió el juicio de OJ Simpson, la primera vez que se mezclaron justicia, famosos y televisión para gozo del público. Antes de montar TMZ, hizo durante tres años un programa llamado Celebrity Justice, un espacio de cotilleos centrado en los problemas de los famosos con la justicia y la policía.

Poco se ha publicado de la vida de Levin. Un hombre de corta estatura cuyo padre regentaba una tienda de licores, según un reciente perfil publicado por Buzzfeed. Se graduó en Santa Bárbara y en Chicago, pero apenas ejerció como abogado. Pronto empezó a colaborar como experto legal en temas que tenían a personajes del corazón como protagonistas. A finales de los noventa, Levin lo tenía todo: sus conocimientos legales, la experiencia en televisión, telegenia, años de información de famosos. En 2005, a los 55 años, montó la web que tiene 27 millones de lectores y le ha hecho famoso. La cuenta de Twitter de TMZ tiene más seguidores que las cuentas de los periódicos grandes de California juntos.

TMZ no deja de ser un tabloide en el que la tradición del periodismo gamberro británico se mezcla con el mundo del bótox de Hollywood y el lumpen de YouTube. A veces, la exclusiva del día es un vídeo de dos señoras robando una tienda de campaña en la playa; o la prueba irrefutable de que la mujer que tenía tres tetas era un engaño (dos noticias reales de esta semana). Eso también es el día a día de TMZ. Pero ha alcanzado el estatus en el que uno puede estar seguro de que si ocurre algo que merezca la pena van a estar ahí. La lista de exclusivas incluye el divorcio de Antonio Banderas, la muerte de la actriz Brittany Murphy o la foto de Rihanna después de la paliza de su novio. Y así, semana tras semana. Sí, es un medio de cotilleos. Pero se dedica al tipo de exclusivas que los demás medios no pueden ignorar.

No esconden sus fuentes: cualquiera que se cruce con una 'celebrity' y quiere ganarse una propina

Cinco años después de la muerte de Michael Jackson, TMZ “tiene todavía más influencia”, afirma el columnista Brian Lowry en conversación telefónica. “Lo acabamos de ver en el caso de la NFL”. Lowry se refiere al suceso de violencia de género del jugador de fútbol americano Ray Rice. Rice y su novia, Janay Palmer, tuvieron una pelea en un hotel en febrero que acabó ante la policía. TMZ publicó un vídeo de una cámara de seguridad en la que se veía a Rice arrastrando a Palmer por el pelo en un ascensor. Sin embargo, la pareja dijo estar resolviendo sus problemas y la NFL (liga de fútbol americano) se conformó con que él iniciara una terapia.

La liga recibió críticas por ser demasiado tolerante con la violencia doméstica. Pero el escándalo estalló cuando el 8 de septiembre, de nuevo TMZ, publicó el resto del vídeo de seguridad, en el que se veía a Rice propinar un golpe brutal a su novia. Ni el equipo ni la liga habían visto esas imágenes. Todo el mundo quedó en evidencia. Una prueba más de que, como decía el columnista, TMZ se toma la basura de los famosos como si fueran los papeles del Pentágono. Y ya ha quedado claro que tiene fuentes en la justicia, la policía y los hospitales.

Esta es la segunda carrera que TMZ arruina este año. La otra fue la del dueño de Los Angeles Clippers, Donald Sterling. El portal publicó en abril la grabación en la que se quejaba de que fueran negros a los partidos de su equipo. Sterling fue expulsado de la NBA y tuvo que vender el equipo.

¿Es este el futuro de los medios? ¿Puede la carrera por la audiencia acabar en una subasta por la información, donde las fuentes hablen al mejor postor? ¿Se cansarán los medios tradicionales de citar a TMZ y acabarán entrando en el juego de pagar por noticias? Lowry se atreve con una respuesta: “Los medios tradicionales han sido reacios a pagar a las fuentes, pero ya hemos visto a las grandes cadenas de televisión acercándose a ese tipo de política. Mientras las historias tipo tabloide se vayan haciendo más vitales, la presión sólo puede crecer”.

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Sobre la firma

Pablo Ximénez de Sandoval
Es editorialista de la sección de Opinión. Trabaja en EL PAÍS desde el año 2000 y ha desarrollado su carrera en Nacional e Internacional. En 2014, inauguró la corresponsalía en Los Ángeles, California, que ocupó hasta diciembre de 2020. Es de Madrid y es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense.

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