El placer de hacerse una camisa a medida
Lo mejor para recobrar la fe en el ser humano es hacerse una camisa a medida. Hablamos con Silvio Albini, fabricante de los mejores tejidos
Una buena camisa está hecha de dos cosas: buen tejido y buena factura. El italiano Silvio Albini se especializa en lo primero. Pertenece a la quinta generación de un apellido que lleva desde 1876 fabricando los mejores algodones camiseros, que vende a firmas de lujo y distribuye en sastrerías ilustres, como la barcelonesa Santa Eulalia, donde nos encontramos con él.
La camisería a medida ha sobrevivido al maremoto low cost que ha asolado la moda durante los últimos años. España, de hecho, es uno de los mercados donde mejor resiste. ¿Puede que porque el hombre valora más lo duradero e ir de compras para él aún no es un hobby? “Hay una parte de verdad. La buena moda masculina está basada más en la calidad que la femenina. Los hombres aprecian bien la calidad, especialmente en camisas, que son prendas técnicas. Es importante que estén bien hechas y bien cosidas porque hay que lavarlas mucho”.
Albini cultiva el mejor algodón del mundo en Barbados y en el Delta del Nilo. De ahí vienen las variantes Giza 45 y Giza 87, conocidas por su inusual brillo, la longitud de su fibra y un precio acorde a tal nivel de particularidad. Es precisamente la “pasión por el negocio”, en palabras de Albini, lo que ha permitido que su compañía siga creciendo incluso en un mercado inestable como el actual.
¿Cómo saber si un tejido es bueno de verdad? “Si después de 30 lavados está incluso mejor que cuando lo compró, es que tiene calidad”
En los 30 años que lleva al frente, Silvio Albini ha fomentado la integración vertical de los procesos –imprescindible para controlar la calidad y la sostenibilidad– y la internacionalización: actualmente exporta más del 70 % de su producción. “Los negocios familiares, si son buenos, tienen visión a largo plazo. Nuestra pasión es hacer los mejores tejidos para camisas. Es nuestro proyecto de vida, no de los próximos tres meses, como ocurre con la gente de la bolsa”, afirma.
¿Pero cómo demonios saber si un tejido es bueno de verdad? “Si después de 30 lavados está incluso mejor que cuando lo compró, es que tiene calidad”. En realidad es la respuesta lógica.
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