El hortera del verano
Ahora hay una subespecie, horterus musculator danzarinus, que tiene en un tal Gianluca Vacchi a su ejemplar más destacado
Hace muchos, muchos años, la sabiduría popular afirmaba “no hay parto sin dolor ni hortera sin transistor”. Hoy día, cada vez hay más partidarias del “pónganme la epidural”. Y de transistores, ni hablamos. Lo único que resiste en la era de los teléfonos móviles y las redes sociales es el hortera, una especie endémica, que, como todas, ha sufrido una evolución.
En los lejanos años 70, el horterus playensis europeus se contoneaba por las playas del Mediterráneo marcando atributos en turbo, y con el otro paquete (el de Ducados), en la manga de la camiseta. Su actividad consistía en piropear a las mozas y escupir de medio lado. Chimpún.
El horterus playensis del 2016 ha mutado y evolucionado. Ahora hay una subespecie, horterus musculator danzarinus, que tiene en un tal Gianluca Vacchi a su ejemplar más destacado. Un señor de 49 años, con ese bronceado que solo se consigue saltando de las pistas de esquí a las cubiertas de los veleros. Un Gatsby sin calcetines y tatuado en cinco idiomas, entregado al alegre peregrinar de Ibiza a Cerdeña desde el mullido asiento de su jet. Le acompaña una moza neumática a la que piropea –poco–, a pesar de ser un pibonazo y de que, importante, vive permanentemente en tanga.
Este horterus danzarinus se ha convertido en el fenómeno – hortera –del verano mientras se contonea al son de Ricky Martin o nos motiva con perlas feisbukeras como Yesterday is history, tomorrow is mistery ( es de Eleanor Roosevelt, pero se le olvida la mención).
Lamentablemente, esta subespecie, por su extremado grado de narcisismo, está condenada a la extinción. El 31 de agosto, kaput.
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