Sexo olímpico
Los cariocas han decidido que en temas profilácticos los suyos van a ser unos Juegos modélicos
En estos Juegos Olímpicos se van a repartir 450.000 preservativos. 42 gomas por atleta. Si consideramos que muchos van a estar en la Villa Olímpica de Río de Janeiro solo unos días y otros, como el equipo de baloncesto estadounidense —consumidores potenciales nivel premium de estos chismes—, ni la van a pisar, pues se alojan en un crucero, la verdad es que la media debe salir a más de cuatro por día. En Sídney 2000 se acabaron antes de la conclusión del evento. Los cariocas han decidido, pues, que su metro irá lento, la villa estará sucia y la mitad de la población, en contra de la celebración de la competición deportiva, pero que en temas profilácticos los suyos van a ser unos Juegos modélicos.
Hace unas semanas, un amigo acudió al BBK Live, un festival de música de tres días durante el cual se consumen todo tipo de sustancias que desinhiben a lo bestia. Bien, pues la organización regalaba a los asistentes solo dos gomas por jornada. Mi colega volvió a casa con sus seis preservativos intactos. “Se han pasado de optimistas”, me dijo mientras me entregaba los sobrecitos para que los guardara junto a las gomas que me regalaron en un crucero-rave durante el cual solo utilicé una y fue para tratar de vomitar dentro. Le pregunté por los conciertos. “Tío, yo iba por la música, pero ya que me dieron gomas, pues dije, ‘mira, igual lo intento’. Y nada, no me acuerdo ni de qué tocaron Arcade Fire”, confesó. Lo mismo le pasa a los atletas. Tú vas hasta Río a por una medalla para elevar la autoestima de tu nación, te dan media docena de condones el primer día y solo piensas: “¿Dónde estará el edificio de la delegación danesa?”.
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