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Tentaciones

Por qué las imitaciones de 'Sálvame' son lo más moderno de la televisión actual

Lydia Lozano vestida de El Greco o Karmele Marchante de Pikachu son sólo algunos de los momentos disparatados que se suceden cada tarde. El programa de Telecinco demuestra, una vez más, que no tiene miedo a romper sus esquemas y reinventarse

María Teresa Campos con un Pikachu XXL bajo el que se oculta Karmele Marchante.
María Teresa Campos con un Pikachu XXL bajo el que se oculta Karmele Marchante.vía twitter

Nos quejamos constantemente de la poca evolución de la televisión española. Lejos de arriesgarse y apostar por formatos y contenidos innovadores -aunque a veces no funcionen-, los directivos prefieren tirar de lo que ya conocen, no sea que el público se espante y apague corriendo el televisor. ¡Cómo si eso pudiese ocurrir! El revival de rostros clásicos no es más que un síntoma del aburrimiento que nos gobierna. Bertín Osborne, Silvia Jato, Juan y Medio... ¡Incluso vuelve Operación Triunfo! Veinte años haciendo siempre lo mismo. Así nos las gastamos en España. Pero no es esto lo peor de todo. Cuando aparece ante nuestros ojos un contenido realmente diferente, preferimos ignorarlo, no sea que perdamos ese status de dignidad que nos hemos labrado a golpe de tweet. ¡Todo por los followers!

El primer día que Lydia Lozano apareció en el plató de Sálvame caracterizada de El caballero de la mano en el pecho de El Greco, muchos no pudimos creer lo que estábamos viendo. Sálvame, ese denostado remanso de frivolidad y crónica rosa, conseguía doblegar a la cultura y hacerla pasar por su aro. Aprovechaba el aniversario del nacimiento del pintor para improvisar un homenaje que causó tanto regocijo como estupor entre el público.

Tanta fue la atención que sentó un precedente de lo que ha terminado convirtiéndose en la sección estrella del verano. Pura marca Sálvame. Hacer de lo cotidiano, un arte innovador. Desde las meriendas de los colaboradores tras varias horas de directo, hasta las persecuciones por los pasillos o las necesidades fisiológicas de los presentes, nada escapa al mayor espectáculo de la televisión actual.

Sálvame ha convertido sus imitaciones en el golpe más revolucionario de los últimos tiempos. Ha traído, sin pretenderlo -o sin que se note-, a nuestra televisión el espíritu de programas como Saturday Night Live. Tanto tiempo hablando del posthumor y resulta que lo teníamos cada día a las cuatro en Telecinco. Lydia Lozano caracterizada de El Greco mientras canta por Barbra Streisand. Chelo García-Cortés vestida de Michelle Obama analizando los sinsentidos de la vida de Chabelita. Karmele Marchante correteando por el plató con un disfraz de Pikachu XXL. Pero también El Principito, Gloria Fuertes -leyendo poemas creados a partir de los temas que se manejan en el programa- o Celia Cruz. Cualquier gancho de actualidad es bueno para dejar volar la imaginación y también las pelucas.

Ésta es la innovación televisiva que tanto echamos de menos. Programas que no tienen miedo a romper sus esquemas y reinventarse a los ojos de los espectadores. Recuperar la esencia del espectáculo. Traer a la actualidad los añorados Un, dos, tres o La bola de cristal. Ese es el mérito de Sálvame. Y todo con cuatro horas diarias de directo y doblete el viernes por la noche -y el jueves, ahora en verano-. Escaletas que vuelan y contenidos que se caen constantemente para dejar paso al show en vivo. Cualquiera que cierre los ojos ante esta realidad tan solo quiere engañarse a sí mismo. Ay, ¡si hubiese sido otro programa el creador de estos impersonators! Tendríamos a los guardianes de la corrección reivindicándolos en sus redes sociales. Pero, claro, como se trata de Sálvame...

No hemos llegado a 2016 para seguir anclados en nuestros prejuicios. Nos podrá gustar más o menos, tendremos mayor o menor simpatía hacia Belén Esteban, conectaremos más o menos con sus contenidos, pero debemos reconocer que Sálvame es un oasis en la televisión de hoy en día. Ojalá su esencia termine contagiándose a otros formatos. Un poco de innovación. Tampoco pedimos tanto, ¿no creen? Que para montajes tediosos ya tenemos bastante con el panorama político actual...

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