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Aquí se habla ‘espanglish’

Susan Meiselas / Magnum

MI 'ESPANGLISH' es pésimo. Se podría pensar que porque soy dominicano y por haber vivido en Estados Unidos lo hablaría a las mil maravillas. Pero no es el caso. Sucede que no cuento con la capacidad que poseen muchos compatriotas de cambiar del inglés al español en una misma oración. Eso que los lingüistas llaman code switching (alternancia de códigos), y la gente, switchear, se me hace tan difícil como leer los subtítulos y seguir la trama de una película.

Para algunos esto de un espanglish pésimo es un pleonasmo. Quienes lo dicen son los mismos puristas de nuestra lengua que tienen pesadillas recurrentes sobre que el espanglish se apodera del mundo. Lo que a estas alturas, más que pesadillas puede que sean presagios. A juicio de Ilan Stavans, el traductor de El Quijote al espanglish, un estimado de 40 millones de personas lo habla en Estados Unidos. Y esto sin contar los de otros países latinoamericanos, como República Dominicana o Puerto Rico, donde la influencia norteamericana es desmedida y constante.

Una de las cunas del espanglish es Boston. Ahí estuve hace unos días, invitado por la Escuela Libre de Escritura que organiza la narradora cubanoestadounidense Denise Delgado. La vitalidad, el encanto y la osadía de los textos de sus estudiantes llevarían a repensar a cualquiera sus ataques contra el espanglish. Una mañana, paseando con Denise por Jamaica Plain –uno de los barrios más heterogéneos de Boston– me fijé no solo en que las calles, los negocios y las casas cambiaban de acuerdo al grupo étnico de sus habitantes, sino que el inglés y el español de Denise aumentaba o disminuía en función del área en que andábamos. Por ejemplo, en Egleston Square, donde abundan los dominicanos, Denise me hablaba casi en un 80% en español, mientras que cuando avanzábamos por Stony Brook hacia los barrios de blancos, su inglés se iba incrementando.

“En la misma medida que existen factores externos en el uso del espanglish, también los hay internos”, me escribe un amigo lingüista, y añade, refiriéndose a la novela de Robert Louis Stevenson, que los inmigrantes asumen el español y el inglés como si los idiomas fuesen doctor Jekyll y mister Hyde. A su juicio, para los inmigrantes de primera generación, el español es el doctor Jekyll, y el inglés, mister Hyde; mientras que para los de segunda en adelante, funciona al revés.

En fin, puede que todo haya empezado con la muerte de Cervantes y Shakespeare hace 400 años. Los grandes padres del español y del inglés, respectivamente, los que llevaron sus lenguas a límites insospechados y las modernizaron, murieron el mismo día: el 23 de abril de 1616. Puede que no haya sido tanto una coincidencia, sino más bien una metáfora de que ambas lenguas debieran unirse. Quizá debería celebrarse el día del espanglish cada 23 de abril. Al menos, tendría un origen hermoso y serviría para escandalizar.

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