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ATENTADO EN NIZA
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Yihadismo customizado

Una Europa ensimismada será incapaz de combatir el yihadismo

Luz Gómez
Bandera a media asta en el Elíseo.
Bandera a media asta en el Elíseo.C. P. TESSON (EFE)

Para variar, hoy todos los europeos estamos de acuerdo en algo: no cederemos ante el chantaje terrorista. Pero no hacer concesiones al terror, en Niza o en Bagdad, no es tan fácil como decirlo. Alguna concesión ya estaba hecha cuando toda la UE andaba enzarzada en su problemas internos (Brexit, déficit, populismo, refugiados) y de pronto un terrorista, al volante de un camión, convierte la fiesta nacional francesa en un pozo de terror. Pero una Europa ensimismada en sus contradicciones a duras penas será capaz de afrontar la última mutación del yihadismo, perfectamente posmoderna, sin nación ni clase ni ideología. En eso, el nuevo yihadismo comparte atributos con el racismo y la islamofobia que se extienden entre buena parte de la sociedad europea. Y es evidente que ambos se alimentan entre sí. Otro logro más del terror.

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 En los próximos días asistiremos a explicaciones contrapuestas sobre el atentado de Niza. No sin razones parciales, se insistirá en la psicología del yihadista (los llamados “lobos solitarios”), en la influencia de su entorno socioeconómico (que alimenta a la “manada de lobos solitarios”, en expresión de los yihadistólogos) o en la “teología y práctica califal” del ISIS. En Francia, sus islamólogos están enzarzados en si el Hexágono es especial objetivo yihadista por la “islamización del radicalismo” o la “radicalización del islam”. Todo es cierto y nada sirve: el yihadismo también se ha customizado, un poco lo mismo que le pasa a la Europa a la carta que viene. El presidente francés, François Hollande, se ha aprestado a anunciar a renglón seguido del atentado que redoblará de manera unilateral los ataques al ISIS. La represalia está servida. Otro logro.

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La tentación de buscar en Niza razones y objetivos es inevitable. Para los yihadistas el atentado de Niza es todo un éxito: en Europa los muertos europeos duelen más que los del resto del mundo. En lo que va de julio, se han sucedido atentados con decenas de víctimas en Kenia, Nigeria, Bangladesh, Mali, Arabia Saudí, Pakistán, por no mencionar los cotidianos de Libia, Siria, Irak, Yemen, Somalia, Afganistán. Expresado con toda crudeza: sus muertos importan tanto como los de Francia. Si se quiere verlo egoístamente, porque sin una solución global a las desigualdades que corroen el actual mundo de fronteras difuminadas, Europa no podrá dormir tranquila. Si se quiere pensarlo en términos de responsabilidad histórica, porque Europa le debe a África y a media Asia una solución a su legado colonial, basado en la dependencia y la tutela. El ISIS, con su violencia radical, desafía este orden, por más que nos repugne y no solucione nada.

Luz Gómez es profesora de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad Autónoma de Madrid.

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