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Tribuna
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La estrategia tras el ‘Brexit’

Los objetivos de la UE siguen siendo importantes aunque el Reino Unido ya no esté

Federica Mogherini, alta representante de la UE para Asuntos Exteriores
Federica Mogherini, alta representante de la UE para Asuntos ExterioresASSOCIATED PRESS

El 28 de junio, la Alta Representante de la UE, Federica Mogherini, presentó la Estrategia Global Europea (EGE) de política exterior y de seguridad ante el Consejo Europeo. La EGE llega 13 años después de la primera y única Estrategia Europea de Seguridad, presentada por Javier Solana. Mogherini decidió seguir adelante con la EGE el 24 de junio, horas después del trascendental resultado del referéndum británico que aprobó la salida de la UE. Su decisión no la comprendieron todos. Algunos quizá pensaron que era un ejemplo más de que la UE está alejada de la realidad política. Es más, en los meses anteriores al referéndum, habíamos pensado que, si ganaba el ‘Brexit’, esperaríamos a presentar la EGE en una fecha posterior.

Cuando llegó la devastadora noticia, el día 24, yo supuse que abandonaríamos el proyecto. De hecho, en un primer momento, la Alta Representante se inclinó en esa dirección. Sin embargo, a medida que pasaban las horas, vimos claramente que aplazar la presentación de la EGE no era realista. En los próximos meses, la salida del Reino Unido dominará toda la vida de la UE, y la magnitud del terremoto puede llegar a ser tan grande como para que la Estrategia Global acabe por caer en el olvido. No sólo la Alta Representante demostró no estar alejada de la realidad, sino que su conciencia de la amplitud y la profundidad de la crisis interna de la UE fue lo que la empujó a tomar la decisión sobre política exterior.

Mogherini pensó que abandonar la EGE habría sido muy injusto para la Unión. La Estrategia Global Europea es producto de casi dos años de reflexiones estratégicas en toda la UE, con la participación activa de todos los Estados miembros y las instituciones comunitarias, además del mundo de la política exterior. Se organizaron conferencias y debates, presenciales y en la red, en todas las capitales de la UE y en otras de fuera. Hubo aportaciones de profesores y estudiantes, ONG de derechos humanos y asociaciones del sector de la defensa, think-tanks, sindicatos, asociaciones empresariales y la Iglesia Católica, entre otros. Y el resultado satisfizo a los 28 Estados miembros.

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La Unión tiene hoy el deber todavía mayor de proporcionar seguridad, libertad y prosperidad a sus ciudadanos

Como me dijo la Alta Representante el 24 de junio: “El trabajo está hecho”. De modo que ¿por qué iba a haber que dejar de lado el documento? ¿No es un acto obligado de responsabilidad política mostrar al mundo, precisamente en tiempos de crisis, que Europa todavía puede estar unida? No cabe duda de que, en junio de 2016, el EGE no iba a recibir la atención que merecía, a juicio de algunos, del Consejo Europeo ni de los medios de comunicación. Pero pensar que un documento estratégico a largo plazo alguna vez iba a ocupar los titulares o ser materia de discusión minuciosa de los jefes de Estado y de gobierno era una ingenuidad. En cualquier caso, no era lo importante.

Lo más importante del EGE son dos aspectos. El primero, el mero hecho de que se haya emprendido un proceso de reflexión estratégica. El contenido de la EGE no va a cambiar porque el Reino Unido abandone la UE. Las cosas que debemos hacer en Oriente Próximo y África, Latinoamérica y la ONU, nuestros objetivos en defensa, comercio, desarrollo, clima y migraciones no han cambiado esencialmente por el ‘Brexit’.

Lo que ha cambiado y va a cambiar aún más es nuestra capacidad de cumplir esos objetivos. La decisión británica de salir de la UE ha sido un gran golpe, ante todo, para el propio Reino Unido, pero también para la Unión Europea. Al perder el Reino Unido, la UE se ha quedado sin uno de sus grandes Estados miembros, tal vez el que tenía una visión más mundial en comercio, desarrollo, defensa y diplomacia. Sin el Reino Unido, la UE corre peligro de ser menos capaz de alcanzar sus objetivos. Pero esos intereses y objetivos siguen siendo igual de importantes. La UE tiene un deber todavía mayor de proporcionar seguridad, libertad y prosperidad a sus ciudadanos, y hacerlo en un diálogo responsable con el mundo. Ese es el propósito de la EGE.

Ahora bien, una Estrategia no es más que un documento que refleja un relato común para la Unión. El segundo objetivo de la EGE es ir más allá de esa visión y emprender una acción común. Y ese es el motivo principal por el que no podemos aplazarla. Era necesario hacer pública la EGE para poner en marcha los motores de su puesta en práctica. Ahora es cuando empieza verdaderamente el trabajo. Una visión y una acción comunes son lo que merecen los ciudadanos europeos.

Nathalie Tocci es directora adjunta del Instituto Italiano de Asuntos Internacionales

Traducción de María Luisa Rodríguez Tapia.

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